Para
que vengas
para
que vuelvas
con
la transparencia
de
las gotas de esta
lluvia,
para que pases
bajo
el arco tibio
de
mis manos, para que llegues,
Claria,
al humano rincón
de
mi morada, para los eternos
instantes
de rosa que viviremos, escribo,
abro
mi ventana
y escribo.
(De: “Tu rostro en la lluvia”)
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