13
de agosto de 1962
Compadre:
Contratado ya el libro de cuentos y dado el último toque a la novela (que sigue sin título),
tengo las baterías cargadas para lanzarme
a mi viejo proyectos de libro de cuentos fantásticos. La novela la
mantendré en salmuera, mientras vemos cómo le va a Los funerales. Pero cuando
sea publicada, espero tener bastante adelantados los otros cuentos, como para
no tenerme callado por mucho tiempo. Tan pronto como tenga un escritorio, pongo
la primera piedra del otro libro, del cual no sé si conoces algunos proyectos.
(…)
Recibe el abrazo de siempre,
Gabo.
27
de junio de 1966
Compadre:
Vivo
de mis reservas hasta terminar la novela. En dos semanas estará terminado el impresionante mamotreto de 800 páginas, y un mes después se
van copias para Sudamericana y cinco países de otras lenguas. Ha sido una
locura. Escribo desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde;
almuerzo, duermo una hora, y corrijo los capítulos del principio, a veces hasta
las dos y tres de la madrugada. Nunca me he sentido mejor: todo me sale a
torrentes. Así desde que regresé de Colombia. No he salido a ninguna parte:
Mercedes aguanta como un hombre, pero dice
que
si luego la novela no funciona me manda a la mierda.
Gabo.
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