Domingo,
13 de noviembre.
Mi padre me perdonó; pero me quedé un poco
triste, y mi madre me envió a dar un paseo con el hijo mayor del portero. A
mitad del paseo, pasando junto a un carro parado delante de la tienda, oigo que
me llaman por mi nombre y me vuelvo. Era Coretti, mi compañero de colegio, con
su chaqueta de punto color de chocolate
y su gorra de pelo de gato, sudoroso y alegre, con una gran carga de leña sobre
sus espaldas. El hombre, de pie en el carro, le echaba una brazada de leña cada vez; él cargaba con ella y la
llevaba a la tienda de su padre, donde
muy diligentemente la hacinaba.
-¿Qué haces, Coretti? –le pregunté.
-¿No
lo ves? –respondió, tendiendo los brazos
para tomar la carga-. Repaso la lección.
Me reí. Pero él hablaba en serio., y
después de tomar la brazada de leña, empezó a decir corriendo:
-“Llámanse accidentes del verbo… sus
variaciones según el número…, según el número y la persona”… -Y después echando
la leña y amontonándola-: “Según el tiempo…, según el tiempo a que se refiere
la acción”… -Y volviéndose al carro a tomar otra brazada-: “Según el modo con
que la acción se enuncia”.
Era nuestra lección de gramática para el
día siguiente.
-¿Qué quieres? –me dijo-; aprovecho el
tiempo. Mi padre se ha ido al monte con el muchacho. Mi madre está enferma. Me
toca a mí descargar. Entretanto, repaso la gramática. Y hoy es una lección
difícil. No acabo de metérmela a la cabeza. Mi padre me ha dicho que estará
aquí a las siete para pagarle a usted –dijo después al hombre del carro.
-Entra un momento en la tienda –me dijo
Coretti.
Entré. Era una habitación llena de
montones de haces de leña, con una pequeña báscula a un lado.
-Hoy es día de mucho trabajo, te lo
aseguro –continuó Coretti-. Tengo que hacer mi obligación a ratos y como pueda.
Estaba escribiendo los deberes y ha venido gente a comprar. Me he vuelto a
poner a escribir, y llegó el carro. Esta mañana he ido ya dos veces al mercado de la leña, en la plaza Venecia.
Tengo las piernas que ya no las siento, y las manos hinchadas. ¡Lo único que me
faltaba era tener que hacer también algún dibujo! –y entretanto barría las
hojas secas y las astillas que rodeaban el montón.
-Pero, ¿dónde haces tus trabajos, Coretti?
–le pregunté.
-No aquí ciertamente –respondió-. Ven a
verlo.
Y me llevó a una habitación detrás de
la tienda, que servía de cocina y de
comedor, y a un lado había una mesa donde estaban los libros, los cuadernos y
el trabajo empezado.
-Precisamente aquí –dijo- he dejado la
segunda contestación en el aire: “Con el cuero se hacen zapatos, los
cinturones…” Ahora se añade “las maletas”. –Y tomando la pluma se puso a
escribir con su hermosa letra.
-¿No hay nadie aquí? –se oyó gritar en
aquel momento en la tienda.
Era una mujer que venía a comprar leña.
-Allá voy –respondió Coretti yendo a
atenderla. Pesó los haces, tomó el dinero, corrió a un lado para anotar la
venta en una libreta y volvió a su trabajo, diciendo-: A ver si puedo concluir
el período. –Y escribió-:…”las bolsas de viaje y las mochilas de los soldados”.
¡Ah, mi pobre café, que se sale! –gritó de repente, y corrió a la hornilla a
quitar la cafetera del fuego-. Es el café para mamá y se lo llevaremos; así te
verá y tendrá mucho gusto… Hace siete días que está en cama. “¡Accidentes del
verbo!” Siempre me quemo los dedos con esta cafetera. ¿Qué hay que añadir después de las mochilas de los soldados? Hace falta más, y no lo recuerdo. Ven a ver a
mamá.
Abrió la puerta y entramos en otro cuarto
más pequeño. La madre de Coretti yacía en una cama grande, con un pañuelo en la
cabeza.
-Aquí, está el café, madre –dijo Coretti,
alargando la taza-. Conmigo viene mi compañero de escuela.
-¡Cuánto me alegro! –dijo la señora-.
Viene a visitar a los enfermos, ¿no es
verdad?
Entretanto, Coretti arreglaba la almohada
detrás de las espaldas de su madre,
componía la ropa de la cama, atizaba el
fuego, echaba al gato de la cómoda.
-¿Quiere usted algo, madre? –preguntó
después, recogiendo de nuevo la taza-. ¿Tomó ya el jarabe? Luego iré por más a
la botica. La leña ya está descargada. A las cuatro pondré el puchero, como me
dijo usted, y cuando pase la mujer de la manteca le daré el dinero. Todo se
hará; no se preocupe.
-Gracias, hijo –respondió la señora-.
¡Pobre hijo mío, está en todo!
Quiso que yo tomara un terrón de azúcar, y
después Coretti me enseñó, puesta en un marquito, la fotografía de su padre,
vestido de soldado y con la Cruz al Valor, que ganó en 1866, sirviendo en la
división del príncipe Humberto. Tenía la misma cara del hijo, con sus ojos
vivos y su alegre sonrisa.
-Ya he recordado lo que me faltaba –dijo
Coretti y añadió en el cuaderno-: “Se
hacen también las guarniciones para los
caballos”. Lo que falta lo escribiré esta noche, quedándome hasta más tarde.
¡Feliz tú que tienes todo el tiempo que
quieres para estudiar, y aún te sobra para ir de paseo!
Y siempre alegre y vivo, de nuevo en la
tienda comenzó a cortar leños, diciendo:
-¡Esto es gimnasia! Más que la de
“extensión”, “flexión” y todo eso que sabemos. Quiero que mi padre encuentre
toda esta leña partida cuando vuelva a casa; eso le gustará mucho. Lo malo es
que, después de este trabajo, hago unas “eles” y unas “tes” que parecen
serpientes, según dicen el maestro. ¿Qué hacer?
Le diré que he tenido que mover mucho los brazos. Lo que importa es que
mi madre se ponga pronto buena. Hoy, gracias a Dios, está mejor. La gramática
la estudiaré de mañanita, antes que salga el sol. ¡Ah, ahora viene el carro con
los troncos! ¡A la faena!
Un carro cargado de leña se detuvo ante la
puerta de la tienda. Coretti salió a hablar con el hombre, y volvió.
-Ahora no puedo ya hacerte compañía –me
dijo-; hasta mañana. Has hecho bien en venir a verme. ¡Buen paseo te has dado!
¡Feliz tú que puedes!
Y dándome la mano, corrió luego a tomar el primer tronco y volvió a sus
viajes del carro a la tienda, la cara fresca como una rosa bajo su gorra de
pelo de gato.
“Feliz tú”, me dijo él. ¡Ah, no, Coretti,
no! Tú eres más feliz porque estudias y trabajas más; porque eres más útil a tu
padre y a tu madre; porque eres mejor, cien veces mejor que yo, querido
compañero.
Pobre de Coretti
ResponderEliminarholah aca estamos 2020 XD sabes eso es uno de los capitulos de corazon no? es q es para una tarea (._.)
EliminarHola estoy haciendo mi tarea. Gracias.
ResponderEliminar(◠‿◕)(・∀・)(ノ◕ヮ◕)✿🇦🇹
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