Oí
tu voz, Belardo: mas ¿qué digo?
No
Belardo, Milagro han de llamarte
éste
es tu nombre, el cielo te lo ha dado
y
amor que nunca tuvo paz conmigo
te
me representó parte por parte,
en
ti más que en sus fuerzas confiado,
mostróse
en esta empresa más osado,
por
ser el artificio
peregrino
en la traza y el oficio,
otras
puertas del alma quebrantando,
no
por los ojos míos, que velando,
están,
en gran pureza,
mas
por oídos, que cuya fortaleza
ha
sido y es tan fuerte,
que
por ellos no entró sombra de muerte,
que
tales son palabras desmandadas,
sí vírgenes las oyen,
que
a Dios han sido y son sacrificadas.
Quiero,
pues, comenzar a darte cuenta
de
mis padres y patria y de mi estado
porque
sepas quién te ama y quién te escribe,
bien
que ya la memoria me atormenta
renovando
el dolor, que aunque llorado
está
presente y en el alma vive,
no
quiera Dios que en presunción estribe
lo
que aquí te dijere,
ni
que fábula alguna compusiere,
que
suelen causas propias engañarnos,
en
referir grandezas halagarnos,
que
la filaucia engaña
más
que no la verdad nos desengaña,
especialmente
cuando
vamos
en honras vanas estribando
de
éstas pudiera bien decirte muchas,
mas
quédense en silencio
pues
atento con templo que me escuchas.
En
este imperio oculto que el Sur baña,
más
el Baco pisadas que de Alcides,
entre
un trópico frío y otro ardiente,
adonde
fuerzas ínclitas de España
con
varios casos y continuas lides
fama
inmortal ganaron a su gente,
donde
Neptuno engasta su tridente
en
nácar y oro fino,
cuando
Pizarro con su flota vino,
fundó
ciudades y dejó memorias,
que
eternas quedarán en las historias:
a
quien un valle ameno,
de
tantos bienes y delicias lleno,
que
siempre es primavera ,
merced
del dueño de la cuarta esfera,
la
ciudad de león fue edificada,
y
con hado dichoso,
quedó
de héroes fortísimos poblada.
De
padres nobles dos hermanas fuimos
que
nos dejaron con temprana muerte,
aun
no desnudos de pueriles paños.
El
cielo y una tía que tuvimos,
suplió
la soledad de nuestra suerte
con
el amparo suyo algunos años,
huimos
siempre de sabrosos daños,
y
así nos inclinamos
a
virtudes heroicas que heredamos
de
la beldad, que el cielo acá reparte,
nos
cupo, según dicen, mucha parte
con
otras muchas prendas,
no
son poco bastante las haciendas
al
continuo sustento,
y
estamos juntas, con tan gran contento,
que
una alma a entrambas rige y nos gobierna,
sin
que haya tuyo y mío,
sino
que amorosa, dulce y tierna.
Ha
sido mi Belisa celebrada,
que
éste es su nombre, y Amarillis mío,
entrambas
de afición favorecidas:
yo
he sido a dulces Musas inclinada:
mi
hermana, aunque menor, tiene más brío,
y
partes por quien es muy conocidas;
al
fin todas han sido merecidas
con
alegre himeneo
de
un joven venturoso, que en trofeo
a
su fortuna y vencedora palma
alegre
la rindió prendas del alma;
yo,
siguiendo otro trato,
contenta
vivo en limpio celibato
con
virginal estado
a
Dios con grande afecto consagrado,
y
espero en su bondad y en su grandeza
me
tendrá de su mano
guardando
inmaculada mi pureza.
es toda wee
ResponderEliminarMuy hermoso
ResponderEliminarQue hermosa epístola, gracias por su publicacion,
ResponderEliminarepistola a belardo cual es el autor:
ResponderEliminarAmarilis Indiana
Eliminarcalla conchatumare
ResponderEliminarxD
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