sábado, 3 de mayo de 2014

AMARILIS: "EPISTOLA A BELARDO"

Oí tu voz, Belardo: mas ¿qué digo?
No Belardo, Milagro han de llamarte
éste es tu nombre, el cielo te lo ha dado
y amor que nunca tuvo paz conmigo
te me representó parte por parte,
en ti más que en sus fuerzas confiado,
mostróse en esta empresa más osado,
por ser el artificio
peregrino en la traza y el oficio,
otras puertas del alma quebrantando,
no por los ojos míos, que velando,
están, en gran pureza,
mas por oídos, que cuya fortaleza
ha sido y es tan fuerte,
que por ellos no entró sombra de muerte,
que tales son palabras desmandadas,
sí  vírgenes las oyen,
que a Dios han sido y son sacrificadas.

Quiero, pues, comenzar a darte cuenta
de mis padres y patria y de mi estado
porque sepas quién te ama y quién te escribe,
bien que ya la memoria me atormenta
renovando el dolor, que aunque llorado
está presente y en el alma vive,
no quiera Dios que en presunción estribe
lo que aquí te dijere,
ni que fábula alguna compusiere,
que suelen causas propias engañarnos,
en referir grandezas halagarnos,
que la filaucia engaña
más que no la verdad nos desengaña,
especialmente cuando
vamos en honras vanas estribando
de éstas pudiera bien decirte muchas,
mas quédense en silencio
pues atento con templo que me escuchas.

En este imperio oculto que el Sur baña,
más el Baco pisadas que de Alcides,
entre un trópico frío y otro ardiente,
adonde fuerzas ínclitas de España
con varios casos y continuas lides
fama inmortal ganaron a su gente,
donde Neptuno engasta su tridente
en nácar y oro fino,
cuando Pizarro con su flota vino,
fundó ciudades y dejó memorias,
que eternas quedarán en las historias:
a quien un valle ameno,
de tantos bienes y delicias lleno,
que siempre es primavera ,
merced del dueño de la cuarta esfera,
la ciudad de león fue edificada,
y con hado dichoso,
quedó de héroes fortísimos poblada.

De padres nobles dos hermanas fuimos
que nos dejaron con temprana muerte,
aun no desnudos de pueriles paños.
El cielo y una tía que tuvimos,
suplió la soledad de nuestra suerte
con el amparo suyo algunos años,
huimos siempre de sabrosos daños,
y así nos inclinamos
a virtudes heroicas que heredamos
de la beldad, que el cielo acá reparte,
nos cupo, según dicen, mucha parte
con otras muchas prendas,
no son poco bastante las haciendas
al continuo sustento,
y estamos juntas, con tan gran contento,
que una alma a entrambas rige y nos gobierna,
sin que haya tuyo y mío,
sino que amorosa, dulce y tierna.

Ha sido mi Belisa celebrada,
que éste es su nombre, y Amarillis mío,
entrambas de afición favorecidas:
yo he sido a dulces Musas inclinada:
mi hermana, aunque menor, tiene más brío,
y partes por quien es muy conocidas;
al fin todas han sido merecidas
con alegre himeneo
de un joven venturoso, que en trofeo
a su fortuna y vencedora palma
alegre la rindió  prendas del alma;
yo, siguiendo otro trato,
contenta vivo en limpio celibato
con virginal estado
a Dios con grande afecto consagrado,
y espero en su bondad y en su grandeza
me tendrá de su mano
guardando inmaculada mi pureza.

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