PACCHA
El sonido de los pututos, se dejaba escuchar desde muy
lejos. Estas conchas marinas gigantescas
traídas desde la Oceanía, eran sopladas con una fuerza inusitada anunciando la
llegada del poderoso monarca Inca.
Era un acontecimiento poco o nada conocido por los
lugareños quiteños.
El Inka Huayna
K’apaq llegaba a consolidar sus
dominios por esas tierras del norte.
Casi treinta años
habían transcurrido desde la llegada del último hijo del sol, señor, de
todo el Tawantinsuyo, Topaq Inka Yupanqui . El había extendido sus dominios
hasta más allá de estos límites. Ahora su hijo el soberano
Huayna Kapaq, tras la muerte de su padre
llegaba a reafirmar el poderío de
los orejones. Este acontecimiento era algo extraordinario para los
habitantes de estas comarcas, que al
paso del Inka le rendían pleitesía, le honraban
con los más dulces manjares y bebidas y le demostraban sus artes y
danzas. Como también el inka escuchaba
muy solícitamente sus requerimientos, ordenando la construcción del k’apaq
ñan,(caminos), puentes y tambos. Como era el representante del Inty el padre Sol y de la pacha mama, tenía
que obrar con justicia y equidad.
Pero su llegada a Quito, era algo muy especial.Habían corrido rumores de un alzamiento organizado por un grupo
del pueblo de los cañaris
comandados por un general, del ejército, Este incidente
hacía presagiar que el Inka iba a quedarse por un
tiempo prudencial en la capital del Contisuyo-Quito, Nadie se
imaginaba que algo extraordinario iba a
acontecer menos el Inka.
Quito, era el centro del mundo, por ello era un lugar
sagrado, a la vez un sitio muy hermoso y geográficamente similar
a la ciudad sagrada del Qosqo, capital del Imperio.
Al ingresar el Inka, a este lugar en su litera de oro,
con toda su séquito y su ejército, fue recibido por una comitiva encabezada por
una mujer de extraordinaria belleza, que con sus encantos y su gracia femenina de inmediato
subyugó al poderosos monarca . Ella era P’ACCHA, hija del gobernador de
los cañarís .Su nombre indicaba
torrente de agua y no era para menos lo
que encerraba, el significado de este nombre, era una beldad de mujer, cuanto
más la contemplaba el monarca se sentía más embelesado. Al punto de perder su
equilibrio emocional. Sus ojos grandes como el capulí, su boca roja, ardiente
como la fresa, su cuerpo tallado como la diosa Isis de los egipcios.(
Sobradamente podía competir en belleza
con Cleopatra o con Elena de Troya). A
todos esos atributos físicos se le podía añadir, el encanto de su voz, era como
el susurro de una suave caída de un
manante. La magia de la belleza femenina, había surtido, El embrujo del amor, cautivó al
Inka y se quedó prendado desde aquel día, rindiéndose a los pies de Páccha.
La trampa había
funcionado, los caciques de los pueblos cañaris, cayambis y caránquis , habían
tramado este encuentro. Fue una maniobra certera para aplacar la cólera del monarca y más aun para que se quedara a
vivir, complaciendo los caprichos de Paccha, la enigmática mujer quiteña .
Entre tanto los sacerdotes, del templo principal de Qory Cancha, se atormentaban con los malos augurios, leídos en sus
oráculos. Negras sombras se avecinaban poniendo en peligro el futuro del Imperio .
Desde aquel día fatal para la continuidad del
Tawantinsuyo, el inka fue perdiendo el
liderazgo de sus dominios, en vez de
conquistar más pueblos, s e dejó
conquistar el corazón, por una mujer extranjera .Al punto de construirle una
ciudad igual o más bella que la del Qosqo, ofensa que no perdonaron los dioses.
Fue el comienzo del final de un Imperio que abarcó los
cuatro lados del mundo andino.
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