SENTIMIENTO
Y DESTINO HUMANO EN EL LIBRO NUEVAS BATALLAS PARTE
I
Escribe:
Roque Ramírez Cueva
La
creación de poesía se relaciona con un lenguaje que tiene en la palabra el
instrumento que da forma al discurso expresivo cargado de sentimientos y
emociones o a metatextos sin significantes. Los poetas que apelan al sentimiento
desde una visión del mundo se desenvuelven dentro del campo realista de la
literatura, y los poetas que esbozan textos sin llegar a la expresión del texto
mismo se conducen en el campo formalista.
Desde
esta premisa, leeremos la poesía de Willy Gómez en su nuevo libro Nuevas
Batallas (Arteidea, editores, Lima, 2014). No es un asunto unilateral sino
compartido. Desde el epígrafe nuestro autor propone su poética estética en donde
se lee que en una accidentada geografía, la cual no es agreste tanto por su
estrato geológico como si por lo social, cohabita siempre la guerra, los
ejércitos conllevan sus pasiones. ¿Qué accidentes? ¿Qué pasiones?
Obviamente
las desigualdades abisales entre los unos y los otros, las ideologías de ambos.
Casi nadie objetará sobre los ejércitos como representaciones que nos advierten
de grupos sociales en conflicto, no cualquier grupo sino en su condición de
clase. Panorama de experiencias cotidianas al cual se enfrenta la voz poética,
quien no es abstracta, la cual deviene de neuronas creadoras que se proponen
decodificar el texto expresivo de los poemas reunidos en el presente libro. En
él hace notar sobre escrituras no genuinas, de mero protocolo, tenidas a pesar
de ello como canon literario en general ni siquiera como canon de la
forma.
Los
versos de Willy Gómez muestran una composición desestructurada, hecha de retazos
al modo de la labor de las arpilleras o al estilo –escoja usted- de los
hacedores de puentes colgantes que, con pequeñas fibras, conforman extensas y
gruesas cuerdas. En la tarea de la escritura son signos que no enhebran una
natural continuidad, se fragmentan, se manifiestan como hebras de matices
variados. Teñidos intensos que alteran sentidos, teñidos tenues que logran el
efecto del contraste a la retina de un observador atento. Nudos no tanto
desteñidos como de color indescriptible.
El
poeta no se intimida si se trata de desmentir leyendas no urbanas, mas sí de
nuestras glorias históricas como a nuestro conmovedor e incendiario (de la
palabra) Gonzales Prada, afirmando categóricamente que aun en todo cuerpo en
descomposición -y la sociedad de este nuevo siglo que llamamos peruana, aún no
se define lo peruano, “jiede”- la esperanza brilla, en principio tenue hasta el
momento de su nitidez. No pierde el optimismo porque conoce la reversibilidad de
los fenómenos, sobre todo si los puntos de vista acerca del mundo son
dialécticos.
En estos afanes, la voz poética no entreteje sola, permite que se le sume un noble espíritu, desde luego no etéreo. Ambos develan ámbitos agrestes, sucesos no irreales, life facts, one dark life, el transcurso de una fase terrestre, no selenita, con tiempos oscuros, es decir los eclipses de la sociedad. A propósito recuerdo, cuando nos frecuentábamos, que Willy Gómez nació y creció como poeta durante los decadentes y tenebrosos años 80 y 90. Por eso afirmo que él no quiso ni intentó en momento alguno levantar sus construcciones desentendiéndose de esos entornos, en la filosofía total se les llama contextos.
En estos afanes, la voz poética no entreteje sola, permite que se le sume un noble espíritu, desde luego no etéreo. Ambos develan ámbitos agrestes, sucesos no irreales, life facts, one dark life, el transcurso de una fase terrestre, no selenita, con tiempos oscuros, es decir los eclipses de la sociedad. A propósito recuerdo, cuando nos frecuentábamos, que Willy Gómez nació y creció como poeta durante los decadentes y tenebrosos años 80 y 90. Por eso afirmo que él no quiso ni intentó en momento alguno levantar sus construcciones desentendiéndose de esos entornos, en la filosofía total se les llama contextos.
Desde
luego, alguien dizque no intencionado le saldrá al paso a decirle de modo
sesgado “en estas décadas el esnobismo, o sea mira ve, es aplaudir la forma en
los textos literarios”. Se autotildan de exquisitos cuando son saltimbanquis de
los cánones y el demodé. Alguien que inmodestamente se crea eximio lo rodeará
con discursos solemnes, “de esa manera se sacrifican los altos niveles de la
poesía”. ¿Cuáles niveles? ¿Los del parnaso y la musicalidad lírica? O como dice
José Ma Valverde (1), ¿“las brillantes piezas líricas desconectadas de un
destino humano integral”? (los signos de interrogación de la cita son
nuestros)
A
tales puristas, formalitos ellos, no les place entender que, parafraseando a
Amado Alonso (2), la poesía, además de intuición musical, es sentimiento. Ambos
conexos fluidamente entre sí. Y Willy Gómez enfatiza en ese sentimiento
solidario de tradición humanista e iconoclasta, el cual es acompañado de
lenguajes distintos, irredentos e irreverentes. El más cercano referente es la
poesía de Juan Ramírez Ruiz. Nuestro poeta en Nuevas Batallas,
concluimos, releva un sentimiento entero sin desentenderse de la forma lírica.
Basta un verso, “construir un bramido de oleaje al respirar amor” (p.
4).
El
primer poema nos describe indeseados ámbitos de calma tensa, las experiencias en
un hospital donde se espera el rayo de esperanza que revierta las circunstancias
en torno a nuestros seres amados. Se oyen rumores, quizá se perciben
pensamientos de otro país compartido por el amor. Claro, la esperanza asoma en
medio de temores que decodifican “la acción de olvidar su propia violencia”, no
la de la insensibilidad que se palpa en el nosocomio. Fuera de ahí hay una
áspera (valga el redunde) violencia heredada de los tiempos oscuros.
En particular, además hay una preocupación de experimentar otras formas de generar lenguajes al buscar que se transforme el ser que se ama. Ese ser amado no es otro que la palabra y sus galas. Lo cual exige sacrificios que se esfuercen por voltear lenguajes gastados y proponer otra velada artística, “la nuestra” dice la voz poética.
En particular, además hay una preocupación de experimentar otras formas de generar lenguajes al buscar que se transforme el ser que se ama. Ese ser amado no es otro que la palabra y sus galas. Lo cual exige sacrificios que se esfuercen por voltear lenguajes gastados y proponer otra velada artística, “la nuestra” dice la voz poética.
El
ambiente del nosocomio con su cotidianidad de intervenciones quirúrgicas es
propicio para entrever el uso de un metalenguaje que permita implícitamente
describir y entender las tareas de construir nuevos cuerpos usando partes
diversas. Dicho de otro modo, incisiones de bisturí y zurcidos que permitan
cambiar envejecidas formas y obtener remozado fondo, los mismos que serán parte
de una disputa de confrontaciones, no de técnicas si de concepciones opuestas.
De incisión en incisión el sentimiento aumenta porque puedes fenecer o gozar de
los deliquios del amor, “del beso tomado, desde el abrazo que atrae”.
(p.5).
Willy
Gómez es sutil en su escritura sin dejar de ir al fondo del asunto. En ese
tránsito de experiencias y trajines surgen los temas que escosen, como la
búsqueda de justicia ante amores desaparecidos nunca hallados.
Todo
es una labor de taxidermia que devela el amor y el dolor restituyendo averías. A
través de ella se elaboran lenguajes reconstituyéndolos desde las áureas vetas
aldeanas, proponiéndose la meta de tratar saltar esa valla lingüística narrativa
que encierra los límites de la desteñida poesía conversacional que va camino a
echar canas.
Hasta
aquí ya nos dimos cuenta que los temas y subtemas se superponen, se cortan y se
continúan. Por ello perder algo querido, tenido en honda estima, duele, el modo
de culminar ese dolor es darle vuelta al escenario, transitar otras comarcas
donde los lenguajes no se enreden, no sean parte de una nueva Babel, donde
fluyan sin densidades.
Para
culminar esta primera parte, sólo voy a referirme a un fragmento del discurso en
el segundo poema. En dichos versos el poeta enfatiza en la esperanza como fondo
intertextual de temas no menores como el hallazgo de otros tiempos de breve luz,
con rayos que penetran los hogares, algunas estancias y lares. Aquellos testigos
que lograron salir algo ilesos parcialmente del pozo oscuro, se asombran de “una
maquinaria de guerra [que] desvió su lucha fundamentalista” (p.8) so pretexto de
un horizonte que ni siquiera se vislumbraba como propio.
En otra oportunidad redondearemos el comentario de Nuevas Batallas, obra que nos impide ser breves. No obstante ser una obra no extensa, sin embargo obliga a una lectura comentada global, total, y afirmo que es y será parcializada. Al respecto, Pierre de Barberis (3), es preciso al decir (¿influenciado por Marx?), “…toda crítica, de un modo o de otro, confiesa, incluso por lo que calla”. Y el libro de Willy Gómez Migliaro no merece que se silencie. Desde la distancia un abrazo al poeta fratello.
En otra oportunidad redondearemos el comentario de Nuevas Batallas, obra que nos impide ser breves. No obstante ser una obra no extensa, sin embargo obliga a una lectura comentada global, total, y afirmo que es y será parcializada. Al respecto, Pierre de Barberis (3), es preciso al decir (¿influenciado por Marx?), “…toda crítica, de un modo o de otro, confiesa, incluso por lo que calla”. Y el libro de Willy Gómez Migliaro no merece que se silencie. Desde la distancia un abrazo al poeta fratello.
(1)
MACHADO, Antonio. Nuevas Canciones y de un cancionero apócrifo. Edit.
Castalia-Hyspamerica. Chile 1986. Edición, introducción y notas de José Ma
Valverde.
(2)
ALONSO, Amado. Materia y Forma en Poesía.3ra edición. Edit. Gredos. Madrid
1965.
(3)
BARBERIS, Pierre, y otros. Literatura e Ideologías. Serie Comunicación 18. Edit.
Alberto Corazón. Madrid, 1972.
***
ROQUE RAMÍREZ CUEVA, ES UN AMIGO
QUE CONOCÉ HACE AÑOS EN LA ANEA.
Rafael Alvarado Castillo
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