El poeta Rodolfo Moreno leyendo sus poema |
VERSO POR CANTAR
Llegué hasta tus orillas
de yerbabuena
de luna dormida y canción
vacilante
para saborear atardecer
hechos por ti,
con trazos de tu alma de
niña y surco abierto.
Llegué desnudado de todo
afecto y amor
para que tu cálida sonrisa
me abrigue
y tu amoroso corazón me
atavíe
con besos de lluvia y
cantos de alborada.
Te traje y los recliné
ante tus luces,
como ofrenda de mi amor
puro y fervoroso,
sinfonías de bosques jamás hollados,
arrugado canto de mis castos ríos,
sublimes trinos de doradas
melodías,
alforjas de atardeceres
plenas de rubor,
mañanitas bordadas de
claras sonrisas
y este cofre de amores que
tengo por pecho…
Pero nada fue suficiente
para ti
ni para tu corazón que ya
no cantaba…
Guardaré la fragancia de los breves paseos
que mis ilusiones dieron
arropadas por tu voz
y aquella esperanza que la
veía brotar
de tu mirada cercana y
bondadosa,
para descolgarse por el
rostro de tus manos
hasta alumbrar de contento… las propias mías.
Siempre serás para mí
fragante presencia
y aquel hondo verso que no
logré cantar;
Serás mi botín y deliciosa
tarea,
Siempre urgente… y
pendiente de amar.
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