Poeta Orlando Ordóñez Santos leyendo un poema
YERBABUENITA
Y te
llamaron yerbabuena
porque
así eres, siempre apacible
en
tu cobijo casi a ocultas
en
la misma vera de los arroyos
donde
menos importa las maldades.
Sabia
simbosis, toda tu existencia
gama
del verde, destellan tus hojas
como
si fuera esperanza desesperada
jugueteando
copiosa con el caudal
desigual
cuando las lluvias o el estío.
Te
persiguen tus voraces verdugos
sólo
por tu aroma, aroma singular
que
trastoca no sólo al paladar
sino
a todo el engranaje vertical
del
inefable circuito y arquitectura alimental.
Eres
blonda calada, celosa
guardiana
de límpidas melodías
del
apresurado reptar de cristales
derramando
sinfonías jamás oídas, esas
que
solo puede percibir la absoluta soledad.
Yerbabuenita
indefensa e inerme
si
algún día otros caminantes
detuvieran
su cansancio sólo para solazarse
de
tu encanto, di que el mundo aún
es
hermoso pese a las incomprensiones.
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