miércoles, 29 de febrero de 2012

A PROPÓSITO DE LA CASA NACIONAL DEL POETA

     Por Rafael Alvarado Castillo
    
     El doctor José Guillermo Vargas Rodríguez presentó un Proyecto sobre la Casa Nacional del Poeta con el apoyo de los miembros de la Comisión Organizadora del I Congreso Nacional de Poetas, integrados por  Teodomiro Abanto Horna, Francisco Ponce Sánchez, Manuel López Rodríguez, Rafael Alvarado Castillo, Gerardo Arenaza Olivares, Guido Carrión Bustamante, Norma Yáñez y Sonia  Chumo y así también con el apoyo de los poetas asistentes ante el Pleno de dicho Congreso que se realizaba en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el 18 de mayo de 1985. Después de discutir  arduamente el Proyecto “Comisión Pro Casa del Poeta”  en la mesa de debates que estaba a cargo del doctor Winston Orrillo,  se aprobó por unanimidad el sueño ansiado del poeta Vargas Rodríguez. 
     Después de haber sido aprobado el Proyecto “Comisión Pro Casa del Poeta”,  por mandato del I Congreso Nacional del Poeta, que fue auspiciado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, el poeta Pepe Vargas, soñador y quijotesco se quedó solo con su proyecto. Todos los poetas  integrantes de la comisión “Pro Casa del Poeta” que  solamente eran figuretis y que jamás pusieron un dedo para sacar adelante  el proyecto,  terminaron por abandonarlo a su suerte. Un día me encontré con Pepe Vargas y me dijo que lo apoyara. Después de discutir ampliamente el tema de la Casa del poeta como un Proyecto Nacional, opté por unirme a él para que nuestro sueño se hiciese  realidad nacional. Pepe y yo, dos locos benignos, nos subirnos a un mismo caballo levantando la Bandera de la Casa Nacional de Poeta. Éramos dos Quijotes que luchamos intensamente desde abajo ante la indiferencia de todos los poetas peruanos. Los dos éramos padres de familia que ejercíamos la docencia como profesores de Lengua y Literatura y no contábamos con ningún apoyo económico de alguna institución. De nuestro pobre sueldo de maestro que teníamos y que era para nuestras familias, cogíamos para nuestros pasajes, para comprar  papeles y para otros gastos que teníamos que hacer para sacar adelante nuestro trabajo con proyección de futuro. Teníamos problemas económicos. Pepe en las noches tocaba piano en una iglesia para recursearse y yo dictaba dos veces por semana, los martes y sábados por horas en las noches en la academia preuniversitaria “Programa 2000”. Había momentos que queríamos bajar la bandera y dejarlo todo; pero nos pasaba esa locura. Lo más triste de todo era que nadie daba un  centavo partido por la mitad por la Casa del Poeta. Sólo Pepe y yo sabemos todo lo que hemos sufrido desde el comienzo de nuestra lucha hasta el día en que el Congreso de la República, a través de sus dos cámaras: Diputados y Senadores lo aprobaron por unanimidad: “La Casa Nacional del Poeta” y “La Ley del Poeta”, en homenaje al poeta universal César Vallejo, mediante la Ley 24616 y que después el Presidente de la República, doctor Alan García Pérez,  lo firmó, haciéndose realidad nuestro sueño. A partir de ese momento, gentes desconocidas y oportunistas que jamás pusieron el hombro,  se subieron al carro como locos. Al poco tiempo perdí lo más hermoso que tenía, mi primer hijo a quien no le di la atención que debí  por dedicarme a la Casa del Poeta. Entonces, abandoné por lo que tanto había luchado y amado, y por la bandera que enarbolé hace más de veinte años. Ahora flamea orgullosamente en el Perú y en el mundo. También llevo en mi corazón a mi hijo Rafaelito y que nunca  olvidaré los momentos más felices y tristes que pasé con él. Mi hijo sabe muy bien que siempre lo amé, lo amo y lo amaré.
     Después que me retiré, Pepe Vargas  “el Ingenioso Hidalgo”, siguió enarbolando la bandera de la “Casa Nacional del Poeta” o “Casa de Poeta Peruano” por muchos países del mundo.
     Salud, doctor José Guillermo Vargas Rodríguez, amigo y poeta, Embajador de los poetas del Perú ante el Mundo, que Dios te dé muchos años de vida por haber puesto bien en alto La Casa Nacional del Poeta que un día le dimos nacimiento.
Lima. 16 de febrero del 2012.                                       

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