sábado, 31 de enero de 2015

ROLANDO SIFUENTES y su poema "Las licenciadas"

LAS LICENCIADAS


Las licenciadas vienen de verde ficus,
las técnicas de blanco espuma,
los doctores con saco blanco o
albo mandil algunos.
Llegan como la alborada
para el afligido que, tendido en su cama
como una sombra,
esperan alivio para su cuerpo herrumbroso.

Hospital Almenara,
pabellones con olor a vida y muerte,
morada de los arcángeles
de la salud, recinto donde, como en un colmenar,
el paciente es la reina,
el centro,
el núcleo
sobre el cual giran
dietistas, secretarias, laboratoristas y
los ases del escobillón y el trapo.
Todos aportan lo suyo
para restablecer al árbol doliente.

Hodkin y no-Hodkin,
Bk positivo,
Bk negativo.
Para algunos hay nueva esperanza,
la ciencia avanza.

Me gusta el Almenara, como
los gritos en la plaza de mi pueblo,
pero mi mundo
está más allá del alcohol,
el bromuro y los contornos
verdes y blancos que, como fantasmas
de medianoche
me pinchan las venas,
suavemente, silenciosamente.

No importa los bocinazos que en la calle golpean
mis oídos; no importa el smog
que cubre hasta mi alma;
no importa la frialdad de Rosa María,
que ya no viene a prodigarme su compañìa.
Quiero que me desaten de esta cama,
quiero caminar por las calles vivarachas de
La Victoria.

No llores madre, no llores,
tu amor es salud y vida para mi,
otros son los que pronto
no podrán seguir bebiendo el aire turbio
de nuestra ciudad,
ya los lloran hasta los días grises
que presienten lo peor, y las máquinas
ya no quieren hacer más ti, ti, ti.

No llores madre, no llores por mi,
mira que tengo buen semblante,
pronto seré el niño alegre que fui,
el plato de tu sopa morón limpiaré,
arrasaré con la carapulca,
y no le pondré mala cara a ninguno de tus
platos como antes.
Llévame contigo, madre.
No llores más por mí,
no tomaba tu sopa, y no crecí tan rápido
como tú te hiciste vieja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario