viernes, 13 de septiembre de 2013

GIBRAN JALIL GIBRAN: EL LOCO



EL  LOCO
     EN EL JARDÍN de un establecimiento para alienados conocí a un joven de rostro pálido, muy agradable, y lleno de asombro.
     Y me senté a su lado, en una banca, y le pregunté: “Por qué estás aquí?
     Y aquel joven me miró, asombrado, y me dijo: “Es una pregunta indiscreta, pero te contestaré. Resulta que mi padre quería que fuera yo su imagen viva, y  también mi tío quería que fuera yo como él.  Mi madre quería que saliera yo a la imagen de su ilustre padre. Mi hermana me ponía de ejemplo a su esposo, que es marino, para que siguiera sus pasos. Mi  hermano desea que me parezca a él, que es un consumado atleta.
     “Y mis maestros también quería que fuera yo como ellos: el doctor de filosofía, el maestro de música, el de lógica…; todos estaban empeñados en que fuera yo un reflejo fiel, como el de un espejo, del rostro de cada uno de estos señores.
     “Por tanto, vine a este sitio. Considero que este lugar es más sano… Por lo menos, puedo ser yo mismo”.
     De pronto, aquel joven se volvió hacia mí, y me pregunto: “Pero, dime, ¿también tú  llegaste a este lugar, obligado por la educación y los buenos consejos?”
     Le contesté: “No; sólo estoy de visita”.
     Y el joven comentó:  “¡Ah! Eres de los que viven en el manicomio, del otro lado de esa tapia”.
                                                 Gibran Jalil Gibran

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