martes, 3 de febrero de 2015

FERNANDO BRAGA y su poemario "Epitalâmio" (en castellano)

Epitalâmio

' aquí vamos a girar en torno del cactus
A las cinco horas de la mañana...' [ t.s. eliot ]

I
Oh dios estoy en tu presencia,
De rodillas dobrados en esta oración,
En nombre del señor jesús,
Para dar las gracias - te y determinar...
... Dios tiende piedad de los tristes,
De los niños, de los locos y los poetas,
Y de todos los que sufren
Por las mañanas de aflicciones,
Y por las tardes de fadigas,
Y por las noches de vigílias,
Y por las madrugadas abismal,
Porque en las madrugadas existen
Cárceles terribles en las paredes de los cuartos,
Y en los baños, y los tejados.
Pero el alivio llegará con la aurora!...
Oh dios de misericordia, da - me
La espada de la justicia
Y me hace use perdida contra los blasfemos
Y caluniadores de toda suerte...
Guardia - me, señor
Ii

De los males podridas de la carne,
Y reativos, y intencionados de pensamientos.
No me dejes en este caldeirão de dolores
Desgarrando las ropas,
Donde santos y los demonios se confunden.
Mi dios da me tu misericordia
Por que estoy triste y aflito,
Y hace - me regatado
Del exilio y de la esclavitud.
Viene, mi dios, al detrás del pródigo
Y del estróina,
Y me escribe el nombre en el libro de los largos días,
Como si fuera hoy el primer
Del resto de mi vida.
Retira de mis huesos la podredumbre
De los sentimientos torpes,
Y cubre mi cuerpo desnudo con las santas túnicas
De la claridad y de las auroras,
Para que pueda entrar en tu vid
Y resplandecer - me del livramento...
No dejes que dividan y lancen suerte
Sobre mis ropas...
Oh dios de los desesperados,
Da me la luz al contrario de las sombras
Y muestra - me el desafio camino
Iii

Entre los que se cruzan.
Lazos, y flechas, y dardos han armado - si
A las alças, y me han tirado,
Pero por tu complacencia
No me han llegado,
Y no me di cuenta la historia
Y ni el corazón...
En este mi tiempo común,
De este - me un poema iluminado,
Y me enchi de fuerzas para romper
Bafejos y sentencias de maldiciones.
La noche huele a hierbas,
Y la pan asmo, y la aceite de oliva virgen,
Y la sangre de uvas, que serán servidos
El ayuno de los ángeles,
Para cuyo banquete me convidaste.
Propagan - si en campos de incensos,
El oro del trigo y la plata de las estrellas
Que abrigan el fértil vientre de la tierra,
De donde emana leche y miel.
No me prometas el olvido,
Y ni ponhas la fatiga en mi frente...
Tu carne y tu sangre están a la muestra,
Porque hoy es domingo de cena,
Donde hay pan y vino a la mesa,
Iv

Puestos a la santa comunión de los santos
Y a la remisión de las faltas.
Bien haya mi dios, la muerte en cruz,
Del cristo, nuestro señor y padre nuestro,
Y de sus pisaduras, para lo hayamos
Para siempre en alivio a tantas heridas.
Casi me derramo como agua
Al pie de la muerte,
Para que fueras, señor,
Dedicado a las bienaventuranzas
Llamadas en la montaña de tu memoria...
Bendito sean los que escriben
Versículos de amor y de inocencia.
No me dejes, señor mío,
Repartido entre los demonios,
Y zápetes, y curingas...
Eran los salvajes y negros toros de bazã,
Procedentes de las tierras de los gigantes
Que me querían, y a mi hijo...
Pero las bendiciones nos salvaron!
Fui buscar - te en la piedra angular,
Donde me ha parecido el derecho,
Para sentir tus ungüentos,
Y te vi en los altos de los edificios,
Entre restos de construcciones, y tabiques,
V

Y plantas, y poças de lodo, y de escaleras
Que subían en gran y desciam
Con la misma dimensión de prisa
Y con la misma sensación de caídas,
Y en las rampas, con los barcos...
Y canoas... Y dragas... Y buques...
Eran las águilas, como en el cántico del profeta,
La anunciar que la letra de la ley mata
Pero el espíritu da vida.
Hombres y niños, y mujeres,
Compartían la misma lluvia
Y del mismo perfume,
Y aún del mismo discurso
Afortunado y subterráneo.
Y ti vi entre la arena y el mar!
En cuáles de los platos de la balanza,
Han pesado mi martirio
Y el sal de mi rostro?
Preciso de tu acalanto y revisar - te
En los muros de jerusalén reconstruida,
Y guardar de nuevo
En las rendijas de las piedras del templo,
Mi pequeño rayo de amor y espera.
Suelta el cable de la nave, da me el remo en las manos,
Vi

Y me deja navegar
En dirección al tu norte de luz
Para que yo siga a justificar - me por entero.
Rezei en las barreras de los conflictos,
Mastiguei la hoja del olivo,
Y me lavei en las aguas del jordán,
Y lanzaron en las olas del mediterráneo
Mi collar que de tan verde
Pensaba ser de esperanzas.
No he encontrado arca y ni los arcángeles,
Pero he dejado contigo mi imploro y mi lamento,
Y he recibido por esto,
La herencia que estaba escrita en el rollo de ti.
Ungiste - me, y a todos,
Con el fuego de tu espíritu,
Y con el poder de la calle resurrección.
Ya fui bendecido con las bodas
De tu querença,
Y salvo del lazo del passarinheiro,
Terribles en la oscuridad de la noche,
Y el sol del mediodía.
Nada debo a nadie,
Solo a ti, mi padre, seré acreedor en la vida
De una décima parte de mis tenças
Vii

Y de una séptima parte de mi tiempo.
Firmei una alianza contigo
Hasta el final de mí,
Para alumiar - me los ojos, oh señor,
Y no me dejar adormec er en la muerte.
No me equeças, ni me vires el rostro,
Y da me el legado prometido,
Por mis manos son de justicia.
Yo soy el mismo hombre y poeta
A quien aqueceste el cuerpo y el alimento
Y desde la paz y el redimiste...
Y renovado, como el águila del profeta,
Con otra carne, y con otras penas,
Y con otras uñas,
Voarei después en otros caminos
Para guardar - te en la palabra,
Porque todo de mi,
Lo que soy lo que sé, provienen de ti,
He vuelto para cumplir la misión determinada,
Pero no descalçarei
Las sandalias de mis pies,
Porque donde piso no es tierra santa,
Pero suelo antiguo de gente ímpia,
Dada al vício de la mentira,
Viii

De la mofado, y de la calumnia,
Como dice en sermón un levita del amor.
He vuelto para cumplir la verdad
Y para tomar posesión de mi bendición,
Y rescatar el yo de mi se ha debido.
Pero volveré, aún, oh mi dios,
Al oráculo de dónde he venido,
Llevando a los laureles
De la victoria recuperada,
Resurgimiento y esperando todavía
De la unción en doble de tu espíritu,
Para que abençoes
Mis designios,
Y los de los hijos de mi eugenesia,
Y los de la mujer que de estos por mi,
Mientras canto para siempre a la alva,
Versos al epitalâmio!...
----------------------------------------
[*] Fernando braga, in' poemas del tiempo común', 2009.
Derechos de autor protegidos por ley.

No hay comentarios:

Publicar un comentario