EL VAGABUNDO
LO CONOCÍ en el cruce de los caminos; era
un hombre que solo llevaba una vieja
capa y un báculo, y un velo de dolor en
el rostro. Y nos saludamos, y yo le dije: “Ven a mi casa, y sé mi huésped”.
Y él vino a mi casa.
Mi mujer y mis hijos salieron a
recibirlo en el umbral, y aquel
hombre les sonrió, y a ellos les agradó la llegada del vagabundo.
Luego, nos sentamos todos a la mesa,
y estábamos contentos en compañía de aquel hombre, porque en él había un silencio y un misterio.
Y después de cenar nos reunimos junto a la
chimenea, y yo le hice preguntas acerca de su vagabundeo y peregrinar.
Nos relató muchos cuentos aquella noche, y
también al día siguiente, pero lo que ahora relato por escrito nació de la
amargura de sus días, aunque él mismo era un hombre bueno y amable, y estos relatos constituyen el polvo y la
paciencia de su camino.
Y al marcharse el vagabundo a los tres
días, sentimos, no que se había ido un huésped,
sino que alguno de nosotros estaba todavía en el jardín, como si
esperáramos que entrara en la casa.Gibran Jalil Gibrán
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