NI
CON EL PÉTALO DE UNA ROSA
Tú,
no maltrates esa flor,
no la ajes, ni la golpees,
ni la estrujes,
no la marchites con tus
manos
salvajes; acaríciala,
bésala.
Llévala siempre en tu
corazón
para que sea el aliento
que da calor a tu vida.
Mujer, tú que engendras
al mundo en tu vientre;
todo lo amas, todo lo
soportas
con belleza, fuerza y
ternura.
Y tú, hombre, tócala con
palabras dulces que le
lleguen
hasta el alma
y la lleven al cielo.
¡No lo hagas a un lado
ni vulneres sus derechos,
ella es tu complemento
perfecto!
Ella mira a través de tus
ojos,
está dentro de tu corazón
y te
cura de la soledad;
no mates su confianza
en ti, con tus
celos
o tu desamor!
¡Pobre, el hombre que golpea
a una mujer, que es
como golpear a su
propia madre!
¡Se desgracia y se condena¡
Óscar Rojas Montoya
13 – 02 -
2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario