PUENTE DE MACAVILCA
A la ciudad de
Sullana,
por su fraterna amistad.
A mi patiopor su fraterna amistad.
Llegan los mirlos por la tarde
En el sillón desvencijado contemplo
Cómo se mece el silencio
Y me miran las rosas sin espinas
Sangre y fuego su color
Sus pétalos aterciopelados danzan
El baile de la caricia eterna
Sumiéndome en la placidez
Del ensueño.
En mi jardín Se yergue la estrecha palmera
Por sus hojas se desliza la tarde adormecida
Con sus trinos llegan las avecillas
Con el perfume aromado
La fragancia del mango, la ciruela y tamarindo.
En las aguas del río Chira
me quedé prendada de su cielo
Y en un instante fugaz
Aparecí convertida en quimera.
El puende de Macavilca suspira
Mientras el corazón se abre
Dejando salir los mirlos
Desde su jaula
en cantados.
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