Poeta Julio Aponte
PAJAROS DE ALAS
QUEBRADAS
Amanecían degolladas las obstinadas mariposas
que volaban sin descanso a travez del sueño
de los «pájaros
de alas quebradas»
y de ojos de mirada tediosa
pájaros que van ensayando una desenfrenada locura
y caen
y van cayendo a travez de la lluvia
arrastrando sus alas al mar fangoso del olvido
sólo el hombre seguirá su rutinaria búsqueda
de los pájaros que arrastran en sus picos
un raro y espantoso maleficio
que no venga nadie que nadie venga
a esta búsqueda vana e insostenida
las mariposas mueren carbonizadas
en los hilos destruidos de los telégrafos
sólo se escucha el batir de alas de pájaros moribundos
que vuelan torpemente con sus ojos sangrantes
vuelan enloquecidos en los agujeros negros de la locura
palabras, sombras, flores que se escapan
por las notas de un piano del siglo XVIII
cuyo estruendo quema sospechosamente
las plumas de los pájaros que vuelan prendidos de una visión celeste
en las mañanas de sol las aves pasan a mirarse en el "espejo de agua"
donde se filtra una luz silenciosa
y discurren luciérnagas luminosas
súbitamente estallando sus cuerpos envueltos en llamas
permanecen en el suño gozoso de la tarde
y en el eco resquebrajado de los caracoles de mar
«El mar canta el desgarramiento de su espuma»
su canto fino delicado rompe con los hilos
dorados de una araña inexistente
en las hojas temblorosas de un hualtaco*
dos escorpiones fustigados por el sacrificio del deseo
quedan maravillados por la violencia carnal
saben que como «ostras de fuego
desaparecerán de la vida
para permanecer eternamente en la muerte»
En la tranquilidad de la noche
los alacranes escarban y escarban
con sus uñas los espacios
del sueño
descienden tumultuosamente
se precipitan al abismo
y permanecen mudos en el descendimiento de una lágrima
que rueda
cantando
el himno al amor
o la canción del herrero del alba.
que volaban sin descanso a travez del sueño
de los «pájaros
de alas quebradas»
y de ojos de mirada tediosa
pájaros que van ensayando una desenfrenada locura
y caen
y van cayendo a travez de la lluvia
arrastrando sus alas al mar fangoso del olvido
sólo el hombre seguirá su rutinaria búsqueda
de los pájaros que arrastran en sus picos
un raro y espantoso maleficio
que no venga nadie que nadie venga
a esta búsqueda vana e insostenida
las mariposas mueren carbonizadas
en los hilos destruidos de los telégrafos
sólo se escucha el batir de alas de pájaros moribundos
que vuelan torpemente con sus ojos sangrantes
vuelan enloquecidos en los agujeros negros de la locura
palabras, sombras, flores que se escapan
por las notas de un piano del siglo XVIII
cuyo estruendo quema sospechosamente
las plumas de los pájaros que vuelan prendidos de una visión celeste
en las mañanas de sol las aves pasan a mirarse en el "espejo de agua"
donde se filtra una luz silenciosa
y discurren luciérnagas luminosas
súbitamente estallando sus cuerpos envueltos en llamas
permanecen en el suño gozoso de la tarde
y en el eco resquebrajado de los caracoles de mar
«El mar canta el desgarramiento de su espuma»
su canto fino delicado rompe con los hilos
dorados de una araña inexistente
en las hojas temblorosas de un hualtaco*
dos escorpiones fustigados por el sacrificio del deseo
quedan maravillados por la violencia carnal
saben que como «ostras de fuego
desaparecerán de la vida
para permanecer eternamente en la muerte»
En la tranquilidad de la noche
los alacranes escarban y escarban
con sus uñas los espacios
del sueño
descienden tumultuosamente
se precipitan al abismo
y permanecen mudos en el descendimiento de una lágrima
que rueda
cantando
el himno al amor
o la canción del herrero del alba.
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