Consejos para combatir el 'bullying'
Águeda Laraudogoitia, responsable del proyecto KiVa en las ikastolas,
asegura que «si se cambian las actitudes de los animadores pasivos, el acosador
pierde su estatus al no tener público»
TERESA FLAÑO | SAN SEBASTIÁN
17 abril 201721:10
El diario “VASCO”, España
Hace tres meses,
en gran parte de los centros integrados en Ikastolen Elkartea se comenzó a
aplicar el programa KiVa, acrónimo en finlandés de Kiusaamista Vastaan (Contra
el acoso) porque es en el país nórdico donde surgió este proyecto para frenar
el bullying, concretamente en la Universidad Turku en 2007. Águeda
Laraudogoitia es la coordinadora del programa en las más de 700 aulas.
- ¿Por qué optaron por el programa KiVa?
- Es un programa puntero dentro del mundo de la
educación. Ha tenido muy buenos resultados, no solo en Finlandia, sino también
en otros países en los que se ha implantado. Ha llegado a América y a Asia. Nos
pareció importante que sobre todo fuera preventivo. Ataja el bullying cuando se
da un caso, pero también prepara a los niños para evitarlo.
- ¿Cuántas ikastolas han entrado en el programa?
- Están participando 53 y en breve se sumará alguna
más. Ahora queremos que se expanda a las ikastolas de Iparralde, aunque hay
algunas que ya toman parte.
- ¿Cómo ha sido el proceso?
- En verano del año pasado nos pusimos en contacto
con los responsables de la universidad de Turku, que es donde se creó. En
septiembre empezamos a trabajar con los materiales porque había que
traducirlos. En octubre, seis personas de aquí nos trasladamos a Turku para
recibir la formación en la universidad. Después hemos ido formando a los
responsables de las ikastolas. Fue el pasado enero cuando el proyecto se puso
en marcha en cada centro.
- De momento solo se ha implantado en Primaria.
- Sí, aunque iremos ampliando el espectro. En
Secundaria es donde se dan más casos. Hemos optado por los alumnos de Primaria
porque es donde mejor se puede hacer un trabajo de prevención. En todos los
cursos de primero a sexto se trabajan dos sesiones mensuales mínimo. Varias
ikastolas han hecho alguna más. Además, desde Finlandia nos hacen un
seguimiento y un asesoramiento constante.
- ¿Tienen estadísticas de los casos de bullying que
se han detectado en las ikastolas?
- Datos no tengo, pero evidentemente, como en todos
los centros, se están conociendo más casos porque la sociedad se está volviendo
más sensible a este tipo de situaciones. Lo conocemos mejor y sabemos sus
consecuencias para todos, tanto para la víctima como para el acosador, aunque
con distintos grados.
- ¿Qué diferencia al protocolo KiVa de otros contra
el acoso escolar?
- De partida, se implica a los alumnos desde el
principio con la frase «entre todos lo vamos a conseguir». Todos estamos contra
el bullying. Esta es la idea general. El objetivo es la prevención y cuando se
conoce un caso, actuar directamente con la víctima y con los alumnos con
actitudes acosadoras. Intentamos minimizar las consecuencias del bullying y eso
se logra con una rápida actuación según los roles de los protagonistas.
- ¿Cuáles son esos roles?
- Están la víctima y el acosador. Alrededor
aparecen los ayudantes del acosador, que también toman parte activa en el
acoso. Después están los animadores, que son los que aplauden, se acercan, le
sonríen, le hacen gestos y le apoyan, en resumen los que le dan fuerza al
acosador y le dicen que está muy bien lo que hace. Luego nos encontramos con
los que no les gusta lo que están viendo pero no saben qué hacer, por miedo o
por otras razones, y dan la espalda. Por último están los que ayudan a la
víctima, le dan su apoyo, aunque esto no signifique que se enfrenten al
acosador. Cristina Samivayi y Elisa Poskiparta, que son las responsables del
estudio, detectaron que si se cambian las actitudes de los animadores pasivos y
no hacen caso al acosador y a los ayudantes, estos pierden las ganas de hacerlo
porque no consiguen nada, porque lo que buscan es llamar la atención, ser los
protagonistas, tener un estatus y ven cómo lo pierden. El programa busca que
cada uno se dé cuenta de cuál es su papel y cómo se puede cambiar, pero para
eso es necesario la implicación de todo el aula.
- ¿Y cómo se cambian los roles?
- En el programa se trabajan cosas como las
emociones, empatía y asertividad -es decir, conocer los propios derechos y
defenderlos-. Se tratan las emociones generales que todos conocemos, pero
centrado en el bullying. Se dan pautas sobre cómo ayudar a la víctima sin poner
en peligro su integridad.
- ¿Y en el caso de la víctima?
- El programa tiene muy claro que la víctima no
tiene que cambiar, tiene derecho a ser como es porque no tiene culpa de nada.
Hay que cambiar a los acosadores y a los que están alrededor.
- ¿Notan que los alumnos se ponen en el lugar de la
víctima?
- Sí. Hacen muchos 'roleplay', técnica de
dramatización y simulación que consiste en representar una situación o caso
concreto de la vida real, actuando según el papel que se ha asignado para que
resulte más auténtico; ven vídeos de víctimas, que cuentan lo que han sentido,
o de amigos de esas víctimas. Es una metodología muy activa, de mucho hablar.
Además, tienen juegos 'on line' para reforzar lo que han trabajado en clase. Se
les pone en situaciones muy variadas en las que tienen varias alternativas y,
según las vayan eligiendo, se les va dirigiendo en una dirección u otra. Las
evaluaciones siempre se hacen en positivo.
- ¿Cuál es la forma de actuar con el acosador?
- Hay dos formas de trabajar porque hay que
recordar que son niños. Una es indirecta, donde no se le echa la culpa sino que
se le pide ayuda porque en su clase hay un compañero que lo está pasando mal
porque se le han hecho una serie de cosas, y se le pregunta qué puede hacer
para mejorar la situación. En otros casos se le entra directamente, pero
también se le pide colaboración. Tras la primera reunión con el acosador se
hace un seguimiento. Si la víctima quiere, puede participar en los encuentros
posteriores del equipo KiVa con los acosadores. La víctima tiene que saber que
estamos todos con él. Le damos unos consejos y muchas veces les animamos a que
utilicen el humor. Evitamos que se enfrenten para que el acosador no tenga más
razones para seguir con su actitud.
- ¿Cómo se implican los chavales?
- Llevamos muy poco tiempo y los chavales están
todavía con la novedad del tema, pero en general estamos muy satisfechos con la
implicación. Una vez que entran se involucran mucho, incluso traen casos que
ven en la prensa para que se traten. Se está creando ambiente de motivación y
de trabajo. La labor de las familias también es muy importante.
- ¿Quién se encarga de trabajar el proyecto KiVa en
las ikastolas?
- Generalmente son tres adultos, uno de ellos
responsable del equipo y otro miembro de la dirección. Tiene que ser gente con
ganas porque tienen que dar de entrada todo su apoyo a la víctima, luego llamar
a los acosadores, a las familias...
- Además de la teoría y de la prevención, ¿en estos
tres meses han tenido casos reales?
- Sí, en prácticamente todas las ikastolas, pero no
más que antes o que en otros centros. Se actúa en cuanto se detecta, para
evitar que vaya a más, y está funcionando. Más problemas nos encontrando con
otras partes.
- ¿A quién se refiere?
- En algunos centros hay padres a los que les ha
costado aceptar que sus hijos tienen actitudes acosadoras, algo muy
comprensible. Hay que hacer un trabajo con ellos. Además, en internet tenemos
una guía a la que pueden recurrir. Pero en estos tres meses hemos visto que hay
que reforzar ese aspecto del trabajo. No tienen que sentir que a sus hijos se
les está marcando, al contrario, se les está ayudando a salir de ahí. Cuando
aprenden a comportarse de otra manera, todo el mundo sale ganando. También hay
que mentalizar a la gente de que no hay un estereotipo de niños acosadores, que
son así porque han tenido problemas en casa. A veces sí y otras no. Es el rol
que cogen en clase. Algunos en la calle y en casa son encantadores, pero en
clase han cogido ese rol, quieren ser protagonistas, les parece normal y hasta
creen que la víctima se lo merece.
- ¿Después llevan el caso a la inspección escolar?
- Depende de la situación y de la gravedad de
bullying, porque no todos tienen la misma intensidad. Un bullying reciente es
mucho más fácil de cortar que uno que viene desde hace tiempo. En principio se
intenta solucionar en el centro. Hay padres de niños acosados que desde el
principio exigen que el tema se pase a la inspección y en cambio otros piden
que no se traslade. El protocolo del Gobierno Vasco siempre lo tenemos
presente, unido al programa KiVa. Activar un protocolo en un caso de bullying
no significa nada más que estás intentando ayudar a salir adelante de una situación.
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