El
espejo
¿Por qué el silencio se esconde tras
mi sotana?
Entre tanto la verdad se oculta.
De prisa va el miedo,
Enajenando su última sonrisa.
Y los perros ladran tu nombre
y los harapos visten mi honra,
¿Por qué la desidia?
¿Por qué el arrebato?
Asfixia mi llanto tu voz empalagosa
Y tú mirada…. Si tú mirada (la mía),
advierte la más cruel compañía
aquí me tienes tu penitente.
Aquel dichoso de placer,
que solo vive para complacerte,
aquel que lleva mi alma en su piel.
Y es mi silencio que grita en tus
arrabales.
¡Dale de comer a los cerdos!
Esta no es carne de vicios y de
males,
pero qué saben ellos de su estiércol
si toda su vida han cazado sus
propias carnes.
Y van retocando sus lágrimas con
avaricia,
lamiendo la desdicha del otro (y el
otro del otro)
No, no…. repito, no quiero hurtar mi
condena,
si esta es mi pena
resarcir mi blasón quiero por sobre
la daga.
Contaminación que quema,
Contaminación que abraza.
Hoy se sirve sobre esta mesa
la vida sobre las ánimas.
Y doy por bien mi contienda,
Cuando la herida purgue en mis
llagas.
Y el silencio, tras tu silencio…
silencio: solo tú y tu espejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario