LOS POEMAS DE CARLOS AUGUSTO SALAVERRY
Carlos Augusto Salaverry, el padre del romanticismo peruano, nació en Sullana, Piura, en 1830. Él tuvo mucho respeto de las normas clásicas de la poesía castellana. La poesía de la Salaverry tiene influencia del clasicismo y es rica y muy depurada en la aspecto formal. En la producción poética de Salaverry figuran: "Albores y destellos", 1871; "Diamantes y perlas", 1899; "Cartas a un ángel" 1890 y "Misterios de la tumba", 1893.
ACUÉRDATE DE MÍ
¡Oh! ¿Cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta
como un péndulo inmóvil ya no cuentan
las horas que se van?
No siente los minutos cadenciosos
a golpe igual del crazón que adora
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán!
Ya no late, ni siente, ni aun respira
petrificada el alma allá en lo interno:
tu cifra en mármol con buril eterno
queda grabada en mí!
Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto;
muerto para el amor y la ventura,
está en tu corazón mi sepultura
y el cadáver aquí!
En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso,
sin luz y sin rumor;
embalsamadas ondas de armonía
elevábanse un tiempo en sus altares,
y vibraban melódicos cantares
los ecos de tu amor.
¡Parece ayer!... De nuestros labios mudos
el suspiro de ¡adiós!... volaba al cielo,
y escondías la faz en tu paz
para mejor llorar!
¡Hoy!.. nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar!
Pero ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio?
¿Que la distancia, ni los altos montes?
¿Ni qué son esos turbios horizontes
que miro desde aquí,
si al través del espacio y de las cumbres,
de ese ancho mar y de este firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a ti?
Si, yo tus alas invisible veo
te llevo dentro el alma, estás conmigo,
tu sombra soy, y adonde vas te sigo
de tus huellas en pos!
Y en vano intentan que mi nombre olvides:
nacieron nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios¡
Tú eres la misma aún: cual otros días
suspéndense tus brazos en mi cuello;
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreír;
aspiro de tus labios tu aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos
mi sol, mi porvenir!
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas al través de tu sonrisa
lágrimas de dolor;
pues mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite ¡mi amor!
¡Oh! cuando veo en la desierta playa,
con mi tristeza y mi dolor a solas
el vaiven incesante de las olas,
me acodaré de ti;
cuando veas que una ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo
buscando un nido entre el mar y el cielo,
¡acuérdate de mí!
ILUSIONES
Venid a mí sonriendo y placenteras
visiones que en la infancia he idolatrado.
¡Oh recuerdos! ¡Mentiras del pasado!
¡Oh, esperanzas! ¡Mentiras venideras!
Ya que huyen mis lozanas primaveras
quiero ser por vosotras consolado,
en un mundo fantástico, poblado
de delirios, de sombras y quimeras.
Mostradle horrible la verdad desnuda
a los que roben, de su ciencia ufanos
a todo lo ideal su hermano aliño;
pero apartadme de su estéril duda;
y aunque me cubra de cabellos canos,
dejadme siempre el corazón de un niño.
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