sábado, 28 de enero de 2012

"ANALISIS DEL CUENTO PERUANO"




     El maestro del cuento peruano Julio Ramón Ribeyro nos escribe sobre la narrativa breve: “El cuento, debe contar una historia. No cuento sin historia. El cuento se ha hecho para que el lector contarlo; debe ser de preferencia breve., de modo que pueda leerse de un solo tirón. La historia contada por el cuento debe entretener, conmover, intrigar o sorprender; si todo ello se encuentra junto, mejor. Si no logra ninguno  de estos efectos, no existe como cuento. El estilo  del cuento debe ser directo,  sencillo, sin ornamentos ni digresiones. Dejemos eso para la poesía y la novela. El cuento debe conducir necesaria e inexorablemente a un solo desenlace, por sorpresivo que sea. Si el lector no acepta el desenlace es que el cuento ha fallado”.
     El maestro francés del cuento contemporáneo, Guy de Maupassant  y el cuentista ruso Antón Chéjov influyeron tremendamente en la cuentística  de Julio Ramón Ribeyro. Ellos fueron sus maestros del cuentista miraflorino.  Ribeyro influyó en muchos cuentistas peruanos.  El conjunto de cuentos de Ribeyro se encuentran en el libro titulado LA PALABRA DEL MUDO”, sobresaliendo  “Los gallinazos sin plumas”, “EL banquete”, “La botella de chicha”, “Al pie del acantilado”, “Alienación”, “El profesor suplente” y otros. Los famosos cuentistas que enriquecieron la cuentística peruana son: Abraham Valdelomar,  Clemente Palma, Manuel Beingolea, Carlos Camino Calderón, José Diez Canseco, Ventura García Calderón,   Enrique Congrains, Francisco Izquierdo Ríos,  Carlos Eduardo Zavaleta, José María Arguedas, Ciro Alegría, Enrique López Albújar, Eleodoro Vargas Vicuña, Edgardo Rivera Martínez, José Hidalgo, Oswaldo Reynoso, Alfredo Bryce Echenique, Cronwell Jara Jiménez, Óscar Colchado Lucio, José B. Adolph, Iván Thays, Eduardo González Viaña,  Antonio Gálvez Ronceros, Fernando Ampuero, Alonso Cueto, Gregorio Martínez, Jorge Díaz Herrera, Gonzalo Mariétegui, Augusto Higa Oshiro, Fernando Iwasaki, Enrique Petrochazka, Dante Castro.
  
       A los cuentistas famosos se suman los  jóvenes cuentistas: Alfredo Pita, Wilmer Rojas,  Claudia  Ulloa,  Gabriel Rimache, Miguel Ruiz Effio,  Alexis Iparraguirre, Augusto Effio,  Víctor Falcón,  Leonardo Aguirre,  Rafael Anselmi, Víctor Miró Quesada,  Juan José Sandoval, Miguel Ildefonso, Carlos Rengifo, Ricardo Sumalavia, Gustavo Rodríguez,  Javier Arévalo, Pilar Dughi, Jorge Eduardo Benavides, Daniel Alarcón, Genaro Maza, Mario Palomino, entre otros. Actualmente, siguen apareciendo jóvenes cuentistas.

     El libro “ANÁLISIS DEL CUENTO PERUANO”  contiene 32 cuentos que son analizados literariamente:
- El torito de la piel brillante”
- “Un viaje”
- “El amigo Braulio”
- “Los ojos de Lina”
- “La corbata”
. “Historia de un tambor”
- “El Caballero Carmelo”
- “Los ojos de Judas”
- “Hebaristo, el sauce que murió de amor”
- “Paco Yunque”
- “Yacu.mama”
- “La venganza del cóndor”
- “La familia Pichilín”
- “El bagrecico”
- “El gorrión”
- “Ladislao, el flautista”
- “Tito y el caimán”
- “La creciente”
- “Ushanan-Jampi”
- “Querencia”
- “El panki y el guerrero”
- “La agonía de Rasu-Ñiti”
- “El barranco”
- “La Pascualina
- “El desafío”
- “La botella de chicha”
- “Alienación”
- “Doblaje”
- “El viejo que recogía papeles”
- “El Rosquita”
- “Colorete”
- “La cena”

Lima, 16 de diciembre de 2011                     Rafael Alvarado Castillo










"EL AMOR TIENE UN NOMBRE", poemario



         El amor tiene un nombre”  es el  tercer poemario que   fue publicado en año de 1995 y fue presentado en la Municipalidad de Barranco.  En esta obra le rindo un homenaje póstumo a mi  madre Estela Sabina Castillo Norabuena, a quién la llevo en  mi corazón lleno amor y de ternura. El libro de poesía contiene quince poemas que se mecen entre el amor, la tristeza y la angustia profunda. Logro escribir  poéticamente el perfil perfecto de la que me dio la vida.

       Los versos  que se deslizan por mi corazón de poeta me hacen inmensamente feliz y también muy triste.  Cuando recuerdo  la sonrisa de mamá escribo: “Tu sonrisa  se parece a una orquídea deslumbrante  /  que brilla en mis ojos colgada de una estrella”   o cuando hablo de su tristeza:  “Madre, tu tristeza besa la sombra de mi lejana infancia  /  cuando una bella gaviota blanca volando mar adentro /  se parece a la luna que camina sobre los cañaverales” .  Recuerdo  como si hubiera sido ayer las largas caminatas que hacía con mi madre, cuando era apenas un niño pequeño: “Caminábamos como dos viejos caballos  /  por aquella avenida llena de soledad  /  que parecía un largo espejo embrujado /  donde nos asaltaba la  tristeza sin piedad.  /  Mi madre llevaba un inmenso dolor /  que no le cabía en su  pecho”.

     La desaparición física de mi madre, me mutiló para siempre. Sólo llevo en mi corazón de poeta el amor inmenso y una ternura indescriptible que me regaló y que no se puede comparar ni con la maravilla más grande del  mundo.
  
                                                                   
CUANDO VENGA LA NOCHE

Madre,  recuerdo, sacudiendo mis desganos,
la canción de tus latidos tristes
que solía oír derrumbado
en el universo de tu cálido regazo;
también tu bondad de madre, recuerdo,
que resplandecía como la luz de la luna
en las cabelleras de los árboles olvidados
donde los gorriones danzaban  alborotando
el silencio del verano;
y  también siento tu amor aquí en mi corazón
                                      empolvado de melancolía
en donde Solías pasear de la mano tu tristeza
del tamaño del cielo sostenida por tus manos.

Madre, recuerdo siempre de memoria
tus besos tiernos tumbándome de gozo
en tus brazos donde me mecías dulcemente
cuando era un niño pequeño.

Cuando venga la noche coronada de silencio
sentado yo te estaré esperando, madre,
en la puerta grande de mi tristeza
y  cuando llegues radiante como una estrella
me dormiré después en tu regazo
donde suele  el amor de Dios esconderse. 
                                                      


UNA AVENIDA LLAMADA TRISTEZA

Caminábamos como dos viejos caballos.
por aquella avenida llena de soledad
que parecía  un largo espejo embrujado
donde nos asaltaba la tristeza sin piedad.

Mi madre llevaba un inmenso dolor
que no le cabía en su pecho;
y yo, mi inocencia inmaculada que se dormía
en los pétalos blancos de las flores.

Una fila de pájaros que alegraban la mañana
parecía un largo hilo blanco en el aire
llevándose de los cabellos la tristeza de mamá
como si fuese un racimo de nísperos.

Por toda la avenida como una columna de humo
se levantaba la melancolía de las flores del otoño
besando la vieja tristeza viajera de mamá
como si fuese una estrella apagada.

Lima, 16 de enero de 2012.                    Rafael Alvarado Castillo


PRIMER  ENCUENTRO NACIONAL  DE POETAS

14- 15 Y 16 DE NOVIEMBRE, 1986
SULLANA - PIURA



     Después de fundar, en 1985, las filiales provinciales de La Casa Nacional del Poeta de  Ancash, Trujillo y Chiclayo arribé en el mes de junio a la ciudad de Piura donde convoqué a los poetas en la municipalidad  provincial de Piura para se  quede la filial en dicha capital norteña. El segundo viernes de dicho mes asistieron a la convocatoria los poetas  como Alberto Alarcón, Curay y otros poetas renombrados de la región, pero ellos se mostraron soberbios, creídos y altaneros a la convocatoria que hice a través de los medios periodísticos y televisivos. Me sentí muy mal ante la indiferencia de los capitalinos. Cuando faltaba media hora para  que termine el evento con signo de fracaso,  llegaron masivamente los poetas sullaneros que llenaron el auditorio  municipal.   Después de algunos altercados que tuvieron  algunos poetas,  los sullaneros se llevaron la filial de la Casa Nacional de Poetas a  su tierra y yo me fui con ellos.  Esa noche Sullana estuvo de fiesta.  Fue una fiesta para la poesía.  No me imaginé que en esa calurosa provincia había tantos poetas y también me enteré de  que el poeta Carlos Augusto Salaverry, padre del romanticismo peruano,  había nacido en Sullana y no en la  ciudad de Piura. Posteriormente, fue instalado oficialmente  la Filial de la Casa Nacional de Poeta en Sullana y formado la Directiva realicé la juramentación de la misma.

     La Directiva de la Filial  de la Casa Nacional de Poetas de Sullana se constituyó de la siguiente manera: Presidente:, doctor Manuel Purizaca Arámbulo; Vice-presidente, profesor Augusto Juárez  Siancas; Secretaria de Actas: profesora Consuelo Urbina Carreño;  Secretario de organización: Juan Vega Otero, Secretaria de Prensa y Propaganda: profesora Cristina Zapata Coloma; Tesorero: Marco Parra Lizano; Bibliotecario: Alfredo Gamio; Secretaria de Talleres de Poesía:  profesores Juan Carlos Valdivieso y Rosa Pizarro; vocales: Juan Guzmán Arellano,  Bertha Núñez Vargas de Sandoval, Ena Ognio Bello de Silva,  María Burneo Cardó, Carmelo Garufi Vidal. y  José Eduardo Agurto Nole.

     Tuve el alto privilegio de organizar el PRIMER ENCUENTRO DE POETAS, “Carlos Augusto Salaverry” realizado en la ciudad de Sullana, los días 14, 15 y 16 de noviembre de 1986 con el auspicio de la Municipalidad Provincial de Sullana y también con el apoyo de las empresas privadas. Fue una ardua labor que desarrollé con los miembros de la Directiva que terminó con la realización de dicho encuentro de poetas en forma exitosa y  apoteósica.
     El escritor Rafael Alvarado Castillo y Los Poetas de Sullana, 1986
  
En el PRIMER ENCUENTRO DE POETAS  asistieron  los poetas más representativos de Lima y de otros departamentos del Perú:
- José Vargas Rodríguez (Lima)
- Rafael Alvarado Castillo (Lima)
- Gustavo Armijos (Lima)
- César Toro Montalvo (Lima)
-  Manuel, Patiño López (Lima)
- Max Dextre  (Lamayeque)
 - Edilberto  Ángulo Florián (Lambayeque)
- Carlos Bancayán Llontop  (Lambayeque)
- Alfredo José Delgado Bravo (Lambayeque)
- Víctor Contreras Arroyo (Truhillo)
-  Juan Félix Cortés Espinoza (Piura)
- Julio Aponte (Piura)
- Vicente Aponte (Piura)
- Wilmer Rojas Bustamante (Piura)
- Genaro Maza Vera (Piura)
- Houdini Guerrero (Piura)
- Yudi Collas Berrú (Ancash)
  La lista de los poetas asistentes es interminable…

     Posteriormente, fundé  la Filial de la Casa Nacional de Tumbes. y ahí terminó  mi papel como fundador de filiales de mi gloriosa institución que ha alcanzado un nivel internacional gracias a la labor quijotesca incomparable del Embajador de los Poetas del Perú ante el mundo, doctor José Guillermo Vargas Rodríguez.

                                                       Rafael Alvarado Castillo


Lima,  20 de enero del 2012  

sábado, 21 de enero de 2012

EL AMOR MÁS HERMOSO DEL MUNDO


        En el año 2005 publiqué mi obra  literaria "Damián y otros cuentos" y el cuento que me gustó mucho fue precisamente Damián. Justamente mi  obra "El amor  más hermoso del mundo"  nace a  raíz del  mencionado cuento. La obra brinda un profundo mensaje de amor  y la escribí pensando en muchos niños y jóvenes que en sus     corazones están ausente el amor.
       "EL amor más hermoso del mundo"  es  mi obra más leída  y  los  alumnos de primaria y de secundaria son sus lectores preferidos. La obra no está dirigida especialmente para los niños y los jóvenes, sino también  para todas las edades. El libro nos narra la vida de Martín Benavides que es un ingeniero que nunca conoció el amor. Durante su niñez el protagonista vivió entre la soledad, la indiferencia y la falta de amor. Su  padre, un próspero negociante viudo,   nunca le dio amor cuando más lo necesitaba. Martín cuando llegó a ser un joven, su corazón se puso duro como una roca y en su corazón solamente había espacio para el odio, la avaricia y la venganza. Después se casó con una bella dama que le dio tres hermosos hijos, a quiénes les negó el amor tal como su padre se lo negó a él. Es una historia triste y llena de dolor; pero con un final feliz  ya que el joven Martín descubre el amor más hermoso del mundo  que le cambiaría su vida y la de su familia.
    Esta obra me hace inmensamente feliz porque siento en mi  corazón  que contribuye a romper la cadena del  odio que viene arrastrando a muchas personas hacia la miseria moral y espiritual en este mundo deshumanizado.

16 de enero de 2012                                         Rafael Alvarado Castillo

El escritor Rafael Alvarado Castillo visita a los alumnos del 4to de secundaria del I.E.P Nuestra Señora del Carmen 

La profesora Jenny Paredes después de hacer leer a sus alumnos la obra"El amor más hermoso del mundo" quedé profundamente impresionado por la manera cómo ellos expusieron y debatieron sobre la obra. Excelente el trabajo de la profesora Paredes y también la de sus alumnos.


El escritor con la profesora Jenny Paredes y sus alumnos

El autor visita a los alumnos del 6to grado del colegio 21010 que leyeron la obra "El Amor     
                                                      más hermoso del mundo"

 Alumnos de 6to grado

 Alumnos de 6to grado

 El profesor Ariza con sus alumnos

El autor y los alumnos lectores



          El profesor Alfredo Ariza Lázaro promueve con mucho amor la lectura en su aula de clases y eso es muy importante ya que sus alumnos quedan motivados para que sigan leyendo. Creo que en el Perú hay profesores como el maestro Ariza, pero son pocos. He visitado muchos colegios a nivel nacional y he quedado sorprendido que muchos profesores no hacen leer obras literarias breves, aduciendo muchas cosas que no tienen fundamento.  Sin ir muy lejos, los alumnos de los colegios de Colombia leen de diez a doce obras literarias durante el año.
  
        Se necesita urgentemente que los profesores sean los auténticos motivadores de la lectura, para que los alumnos lean no obras fragmentadas, sino obras literarias.  El Ministerio de Educación debe implementar una buena política  sobre la Lectura porque no lo tiene. Para lo cual debe convocar a los escritores para que elaboren un PLAN NACIONAL DE LA LECTURA.   Algo más los profesores deben ser capacitados por los escritores porque ellos están imbuídos 100% con la lectura  y no por los profesores especialistas del Ministerio de Educación que son puramente teóricos y no están identificados plenamente con la lectura. !Hay que escuchar a los escritores!

Lima, 22 de  marzo de  2012.              Rafael Alvarado Castillo

POETA GIGANTE DE LA POESÍA TRUJILLANA: ROGELIO GALLARDO BOCANEGRA



    El poeta Rogelio Gallardo Bocanegra vio la luz de la ciudad cálida de Trujillo  en 1927. Es una de la voces más vigorosas y representativas, no solamente de la poesía trujillana, sino de la poesía peruana. Su poética tiene una gran influencia vallejiana por su inconmensurable contenido humano y por su exquisita escritura llena de imágenes, metáforas y recursos literarios que le dan un alto nivel poético. Gallardo fue un hombre honorable que asumió su oficio de poeta con humildad vallejiana, con responsabilidad y sacrificio; a pesar de su miseria material, gozó de una rica expresividad poética. Poeta de un lenguaje refinado y sin adornos retóricos tradicionales, supo sobrevivir ante la gran indiferencia de los intelectuales y los poetas  trujillanos que jamás lo comprendieron en vida; pero él se mantuvo firme saboreando su pobreza y escribiendo los poemas con su pluma magistral y su corazón inmensamente humano.
   Lo conocí el 15 de abril 1982, cuando asistí al homenaje a César
Vallejo, el  poeta universal,  que le hizo la Universidad Nacional de Trujillo. El poeta Gallardo dio una magistral disertación sobre la obra poética de Vallejo dejando  la boca abierta  del público asistente. Todos quedamos emocionados por las palabras que salieron de su boca  y de su corazón del vate trujillano que logró transmitirnos el dolor que sintió Vallejo por la humanidad  y que está plasmado artísticamente en sus poemas inmortales. Ese mismo día nos hicimos amigos y después me habló de su triste vida de poeta. Cada día que nos veíamos conversábamos sobre poesía. Amó mucho el arte poético. Él siempre solía decirme "Sólo el día que muera dejaré de escribir poesía". Para él la poesía era su pasión y la razón de su existir.  Lo frecuenté y muchas veces me leyó sus poemas inéditos y yo  también le leí mis poemas. El poeta sufrió mucho porque no podía publicar sus poemas y eso le provocó un  inmenso dolor en su corazón. La poesía nos unió. Yo le admiré y le sigo admirando más que antes como persona y  como un incansable obrero de la palabra.  Él siempre se quejaba con una voz melancólica que  en el  Perú no se valora a los poetas y menos se lee poesía; pero que  él se sentía inmensamente  feliz de ser poeta.    
     Rogelio Gallardo Bocanegra fue un poeta que se adelantó a su tiempo, porque jamás lo comprendieron lo que escribió con mucho amor y dolor. Él solamente nos dejó su obra poética y todos los peruanos debemos leerla y valorarla,  sólo así nos daremos cuenta el por qué de la grandiosidad del verbo del gigante de poesía trujillana.

Lima, 16 de abril de 2012.  Rafael Alvarado Castillo

jueves, 19 de enero de 2012

I CONGRESO NACIONAL POETAS, UNMSM, 1985


Los Poetas Roger Santivañez, Enrique Verástegui, Mazzotti y Winston Orríllo (Presidente de la mesa)




I CONGRESO NACIONAL POETAS, UNMSM, 1985

      Mucho se ha hablado del I CONGRESO NACIONAL DE POETAS que se realizó en 1985 y que fue organizado por la Federación Universitaria de San Marcos y auspiciado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos siendo el rector, el doctor Antonio  Cornejo Polar;  pero casi nadie sabe quiénes fueron los que promovieron y ejecutaron dicho evento cultural que tuvo una trascendencia nacional e internacional. En el Perú se han realizado muchos Congresos Nacionales de Poetas, pero ninguno ha podido superar la asistencia de más 2,000 poetas acreditados. Más de 25 ómnibus de las universidades de los diferentes departamentos del Perú llenaron el campus universitario de San Marcos. En cada ómnibus universitario vinieron los estudiantes poetas de varias facultades, los catedráticos que también  escribían poesía  y  los poetas más representativos de la provincia. Los que conformábamos la Comisión Organizadora éramos un grupo de poetas universitarios aventureros y quijotescos cuyo sueño era hacer realidad dicho evento y lo conseguimos  con sangre,  sudor y lágrimas.  No quiero en esta oportunidad hablar sobre este magno Congreso que fue apoteósico, sino lo que quiero es escribir del trabajo literario de los poetas integrantes de dicha comisión: Francisco Ponce Sánchez,  José Guillermo Vargas Rodríguez, Teodomiro Abanto Horna,  Rafael Alvarado Castillo, Gerardo Arenaza Olivares, Guido Carrión Bustamante, Manuel López  Rodríguez, Sonia Chumo y Norma Yañez.


FRANCISCO PONCE SÁNCHEZ
Presidente de la Federación de Escritores del Perú y de la Asociación Nacional de Poetas. Integró la Comisión Organizadora del Congreso Nacional de Poetas. Ha sido galardonado con varios premios intermacionales de poesía. Tiene una fecunda producción poética.

HABITAMOS UN BOSQUE DE
LADRILLOS Y CEMENTO

En el microbús de la ciudad
viajaba la mujer de mi vecino,
tenía la boca de ojal de marinero,
lamentándose de los alquileres
que estaban  por las nubes,
preguntándose  si el tiempo
es una hoja sin salida.
Ahora como se puede viajar  en
microbús sin tener pensamientos
impuros.
Al costado de la efervescente
multitud un gato limpia bota
y sobre la vereda de enfrente los
hippies discuten sobre el pan de
cada día.
La  ciudad continúa
asfixiándose hasta el último
grano de vida en este
insólito invierno.


UN PAISAJE NACIONAL

He visto crecer la hierba
en el huerto de la vida,
dos naranjos y un roble
acariciar las riberas
del silencio nebuloso
Piedra oscura, agua, risas,
y muecas de papel
Invaden la pobreza.
Mercurio cromo,  basurero,
hilandera de la vida,
verde epítome
de folios,
árboles,
un camino polvoriento,
suave viento,
dos viajeros ambulantes
un paisaje
y en el paisaje
la figura de mil años de cultura.

JOSÉ GUILLERMO VARGAS RODRÍGUEZ
Presidente de la Casa del Poeta Peruano, literato y poeta. Integró la Comisión  Organizadora del I Congreso Nacional  del Poeta, UNMSM, 1985.  Director de la Revista Internacional de Literatura y Arte. Ha escrito varios libros de poesía.

                                 BALADA PARA JOSÉ GUILLERMO
 Te vine a buscar, José Guillermo, por la tarde 
ahí, cuando el tiempo va muriendo 
y el ritmo de la sangre aminora su trajín, 
-por eso las penas se hacen largas 
cuando el cenit recoge sus enaguas. 

Entré por la espalda del solar José Guillermo, 
patio y traspatio recorridos, romero seco, 
desplumado duraznero y luengas hojas, 
fungiendo de tapiz solemne 
al monumento a la vejez y el abandono. 
Tus risas con ropaje de alegría triste, 
tintinearon con vergüenza por los rincones del solar; 
tus recuerdos desgranaban y caminaban
como hormigas, trasportando su fúnebre festín. 

No hay nada fresco, José Guillermo 
Créeme: removí todos los trastos 
salvo cartas comerciales y, dos o tres fotografías 
de inmemorians por primer aniversario. 
Maulló el gato presintiendo tu ausencia 
y cantó el grillo por la humedad salobre 
que de la mar filtraba. 
Tu biblioteca perdió la ingenua claridad 
de luna llena y, un polvillo seco de aluminio, 
cubría piadosa estantería. 
José Guillermo: no encontré en la repisa de abalorios 
ni la pluma esmerilada del ganso que criabas, 
ni el lacre ocre que lacraba tus misivas; 
sin pergaminos en blanco de formato breve, 
tintero pleno en tinta con grumos de vinagre. 
Los alacranes se "espiantaban" en los ángulos obscuros 
en extraño pacto con las ratas. 
Tanto tonto todo y, tanto nada tonto. 

La ESTACION que construye tu medio siglo, 
lo hace con vagones del descarril más generoso 
y siempre salen por las tardes, porque el nocturno 
es celestina del hombre miserable. 
Por eso no te encontré esta tarde José Guillermo 
y, me diste pena al recorrer el caserón de tu existencia. 



                                                                       THE END
Existir,
presentimiento extraño
de acabarse todo.
De ver en las ventanas
cernirse el polen sepia de crisálidas,
mientras corva cimitarra
espera que camines.

Existir,
presentimiento extraño
de un diálogo de viejos
clavados en las bancas,
expulgando el tiempo,
el espacio que vivieron...

Un perro viejo espanta
de penas pulgas... y osamentas ofrecidas
y lame por placer el borde
de su sarna...

Muerde aire el lomo de partículas
y millones de neuronas alguien recopila
que despiden nuestros cuerpos.

Viejos, pulgas, perros
Se retratan en los charcos.
Crisálidas también,
Pero lloran...

Las calles se aglutinan
Y rondan perdiendo identidad.

Existir,
ese presentimiento extraño
de acabarse todo,
con un genoma inútil bajo el brazo

GERARDO ANENAZA OLIVARES
Poeta, crítico literario y abogado. Integró la Comisión Organzadora del I Congreso Nacional de Poetas. Dirige el periódico virtual "La palabra recordada". Tiene publicado varios libros de poesía


CARMENCITA

El amor es algo tan complejo

como la mejor partida de ajedrez

jugada en nuestras vidas.

Acá cerca ladran algunos perros

y alguien dice:

._ !Habrá terremoto¡

 amor casi siempre

por pequeñas cosas

se convierte en pesadilla.

Apago mi computadora

me cansé de esperarte.



POEMA

Canto la caspa del pueblo. Desvelo
azul es carmenar mi canto.
Las pirañas hácenme sufrir tanto;
._Soy obrero sin sueldo ni consuelo.

¡Guipúscoa! Guerrero de fabril hielo
con grito desafinado, mi mundo
es falible, grave, fiero, profundo,
librepensador y Sancy en el cielo.

Y tengo Cádiz, Winchester poético,
donde soy valet para doblegar
al opresor y su sermón de diablo

que devora al gran T Fu, femúrico;
costra del mismo carbón: ._¡Navegad
"Vísperas sicilianas" lo que les hablo.


MANUEL LÓPEZ RODRÍGUEZ
Poeta por sobre todas las cosas y abogado. Integró la Comisión Organizadora del I Congreso Nacional del Poeta, 1985.  Director de Los Jueves Literarios del  Museo de la Nación. Tiene una rica producción poética.


DECISIÓN

Te escogí
               entre todas
               azucena del viento
              porque eres la estrella
              más bella
              de titilar
              de lucero
                   para vengas a mi espacio
                            como el Sol
                                          del
                                               viajero.
Te escogí.
                 en una noche
                                         extasiada
                                            de mañana
                                                        y
                                                       horas
                                                           de
                                                              tiempo.



RAFAEL ALVARADO CASTILLO
Poeta, escritor y literato. Integró la Comisión Organizadora del I Congreso Nacional  del Poeta, 1985. Director de la revista literaria "La palabra del mudo". Tiene varios libros de poesía.


QUÉ HERMOSO ES HABITAR EN TUS BRAZOS
 
Amada mía, qué hermoso es habitar en tus brazos
 y sentir la frescura de tu cuerpo  tan frágil 
                                       como el pétalo  de una rosa.                                                 
      
 Qué hermoso es sentir el perfume de tus cabellos
 que parece una catarata luminosa suspendida
                                                     en medio del océano,
 qué hermoso es sentir el aroma de tus labios de fruta
 mientras el sol  se despierta en la orilla de un  rÍo
                                                                           sin nombre
 y  oír a los pájaros derramando música de alas agitadas
                                                                         sobre tu pecho.
                                             
Qué hermoso es hundirse en las aguas inmóviles
                                en las horas de lluvias de invierno,
ver las hojas secas de otoño bailando en el cielo
como si quisieran  acariciar el rostro del delirio,
qué hermoso es tocar la espada del amor suspendida
en el aire  en la mano de una gaviota enamorada,
pero es  más hermoso, amada  mía, habitar
                                      en tus brazos  para siempre.



SIENTO QUE TU PIEL TIEMBLA COMO UNA HOJA

Siento que tu piel, territorio de mis besos, tiembla
como  una hoja de otoño cuando la acaricio
y oigo a lo lejos  la melodía de tu voz que se hace poesía
 con el temblor de tu cintura de fuego.
     
 Tus besos dejan un perfume de una gota de rocío 
                                                                        en mis labios,
 la lluvia de abril moja  la piel de la mañana
                                         que crecen cerca del crepúsculo,
el tiempo  se  detiene en tu aliento  que  tiene la frescura
                                                                                      del agua 
y  la soledad de tus ojos se pierde entre los  cabellos
                                                                           de los árboles.
                                                                                     
La  sombra   de   mi  tristeza   se  levanta  con  el alba
que parpadea   de llanto  en  el  hombro  del  tiempo 
y  la brisa del mar se hace más hermosa
con tu sonrisa despeinando el paisaje de mi tristeza .

Tu  latido  es  el  mío  y  se  parece  al  rumor de las olas
                                       que revientan  en tu cuerpo de gacela,
el silencio de la tarde  muere en los brazos del verano
donde nace una flor blanca que crece con el beso 
                                                                          de tus labios
y  la rosa roja que tiembla de amor  crece en tus manos
                                       con tu sonrisa a flor de labios.                                                                      


EPÍSTOLA A MI HERMANA TERESA

 Hermana Teresa, hoy es un día cualquiera y ha llovido
                                                                                como nunca,
y  he tomado un buen café y he leído a Elliot, Ungaretti
                                                                               y Ezra Pound.
Y después me he puesto a pensar en lo que es la vida
                                                        y mi alma se ha espantado,                      
no sé de repente cogiéndome el corazón hecho pedazos
se me ha dado por hablar de tantas cosas que bailan 
                                                                              en mi cabeza.
Tú,  sabes muy bien que nunca fui feliz y que siempre 
                                                                         fui  un desgraciado                         
-rara  vez lo digo- y me resigno a vivir así  con mis escritos    
                                                           manchados de melancolía 
donde danza mi desdicha riéndose  en mi propia cara.
                                                        
Anda, hermana Teresa, pero rápido donde el padre
                                                                                Enrique Olier,
el que suele  hablar hasta el cansancio de Damián
de Molokai, inmenso apóstol de los leprosos
y  dile  que no soy un hombre malo,
a  pesar de que solía hacer llorar mucho a mamá                                              
todas las mañanas cuando el cholo Don Lucho
-extraño jardinero con cara de gato asustado que
                                                                creíase Charles Chaplin-
salía llevándose  de paseo a su angustia en dos  ruedas.

Corre,  hermana Teresa, como la gacela que va junto
al  tren  perdido  con rumbo a lo desconocido
y  visita también al viejo Camilo –hipócrita lector de  Vallejo-
que todavía  está en su lecho de cemento con cara
                                                                                   a la muerte
abrazado a su inmensa miseria en plena esquina,
allí donde está parado la desdicha como una columna
                                                                                       de humo
y  dile al oído –aunque algunos dicen que él perdió
                                                    en un basural su conciencia
dile que soy un hombre bueno que jamás conoció
                                                                                la felicidad
y dile también que en su nombre escribir
                                                         los poemas  más tristes
y  que releeré siempre   a Vallejo, Whitman y Neruda
que nos hablan de la esperanza que quisiera 
que naciera  en mi pecho como una flor de otoño.
Ah no te vayas a olvidar, hermanita Teresa, de ir aunque    
                                                      sea   un   instante     donde
el negro Tom,  ayer tumbador de hombres  y  hoy  bailarín 
                                                                     de bares oscuros,
de  visitar  también donde  el mocho,  el  trompetista
con cara de sapo que  se cree  el genial  Louis  Armstrong 
y el viejo Zumarán de mi barrio, quien reparte todas
                                            las mañanas la más linda sonrisa
a todos los niños que llevan un silencio de jazz
                                                          sobre sus almas,
y diles que todavía sigo siendo el mismo de siempre
                                                          y que  jamás se olviden                                           
de que el río, corto o largo, se parece a la vida de los
                                                                                   hombres.
Perdóname, hermana Teresa, estoy llorando y no trate  
nadie de consolarme porque creo que es mejor así.
Siento que la tristeza del mundo cae herida
                                     como un gigante árbol  en mi alma.
Y  de pronto, me he puesto a canturrear canciones de mis
                                                                              años verdes
rasgueando mis nervios averiados como si fuese una vieja
                                                                                        guitarra,
 y   como nunca  he  recordado entre lágrimas y risas
 a mi padre, hombre de mil oficios  y lector de libros anónimos,
cogiéndome en su ancho pecho colorado y cubriéndome
                                                                                          de besos;
a mi madre que se paseaba en mi cuarto espantando
la tristeza que se escondía en mi alma;
a Charito, miniatura de Sofía Loren - decían que era 
                                                      muy mala - pero yo no lo creía,
la que siempre me contaba a oscuras cuentos malévolos,
                                                             asustándome;                                                        
a Rocío, la que tenía  cara  de tortuga, 
a quien hacía  aterrizar  vestida todo de blanco 
en los mejores  charcos de barro,
                                                                                                                                                                                                       
a César, el chiquitín que solía robarme 
                                         en complicidad de mi madre
mis mejores cometas hechas con mis propias manos
y mis carritos de madera de color chocolate;
a  Lucy, la muchachita de ojitos negros, quien solía
                                            matar  con su sonrisa coqueta
la  ira  que cabalgaba como un dragón en el rostro  de mamá.

Hermana Teresa, quiero que me devuelvan –ahora  mismo-
mi patria hermosa con sus palomas blancas y sus chiquillos
                                               correteando por las largas avenidas,
que me devuelvan también –lo digo esta vez empeñando
                                                                             mi alegría al viento -
la sonrisa de niña de mamá que se paseaba por mi rostro
cuando la cólera andaba en mi sangre como un viejo    
fantasma derramando la leche tibia de los niños.
 Quiero  –lo  pido  casi  ahogado  en  un  mar  de  llanto –
que devuelvan  aunque sea por un solo instante
la última sonrisa de mi hijo que se fue con la sombra del otoño.
Quisiera de buena gana, hermana Teresa,  darle  un  golpe  
                                                                           mortal  en plena nuca
a  aquel  juez  que  ensaya  una  sonrisa  de  Judas  y
luego reírme a sus espaldas como un  loco pordiosero;
también quisiera  asustarle con violencia hasta  quitarle
                                                                                        casi el aliento
a aquel  siniestro  hombrecillo  vestido todo de verde
                                                   – creo que se llama el doctor Silva-
que se pasea siempre muy orondo por los pasillos
                                                                   cuarteados de melancolía
del noveno piso de ese horrible hospital con rostro 
parecido  al  viejo sauce desnudo  azotado por el viento 
                                                                                            del  otoño.

Quiero  leer hasta el cansancio  a Hemingway, Vallejo, Dickens,   
                                                                Mauppassant  y  Mark Twain
- mis maestros coronados de tristeza-
                                               y luego salir a  buscar  al padre   Olier
para decirle que Santo Tomás de Aquino me llega al                           
                                                                                        alma;                                                                     
quiero     abofetear   con  violencia 
a   Carlos   Marx  -mi autor preferido de juventud-
y  romper todos sus escritos para que nadie lo lea;
por último quiero, hermana Teresa, abrir como un loco  de par en par
la ventana de mi tristeza  y tocar la luna con mis manos.



COMO EL HOMBRE QUE SUDA AMOR
Como el hombre que suda amor  por sus poros, estoy mujer atado a tu cuerpo de guitarra, al perfume de tu piel que se extiende como un río de verano  en mi mano abierta y a tu aliento que tiene  el eco de mi  suspiro.

  
     
     EL doctor Teodomiro Abanto Horna, abogado, publicó el poemario “Ojo de agua”; Guido Carrión Bustamante, poeta egresado de la Facultad de Derecho y compañero de la promoción del doctor Manuel López Rodríguez y que  desde el 1986 no se sabe nada de él, estaba por publicar su primer libro de poesía; la periodista Pocha Ulloa  publicó su poemario “Las confesiones de Hipsipyle”  y  las doctoras Sonia Chumo y Norma Yañez, médicos de profesión, estaban por publicar sus poemarios. No ha sido posible encontrar los poemarios de los poetas nombrados, por eso no ha sido posible mostrar sus poemas.
                          
16 de enero de 2012                                 Rafael Alvarado Castillo